Alberto
Gutiérrez
Presidente Airbus
El impacto en nuestro sector es mayúsculo. Yo creo que la expresión “sin precedentes” nunca se ha aplicado mejor que en este caso.
Muchas gracias a CEOE, muchas gracias a Antonio Garamendi, por la oportunidad que nos das de estar presentes en esta cumbre y poder daros nuestras ideas, sugerencias, situación del sector y compartir con vosotros. Y enhorabuena, porque una cumbre como esta, organizada en tan corto espacio de tiempo y con el poder de convocatoria que tiene, y en un momento tan oportuno como este, en el que estamos empezando a ver la salida -ojalá-, la luz a la situación de pandemia en el aspecto sanitario, y siendo conscientes de la crisis económica a la que nos enfrentamos.
No quiero dejar de mencionar, en primer lugar, el esfuerzo realizado por nuestros empleados en Airbus durante esta crisis, apoyando acciones en el ámbito sanitario. Desde el primer momento hemos movilizado nuestras capacidades, hemos traído millones de mascarillas que hemos donado a los gobiernos de España y Europa, y nuestros voluntarios han participado de forma muy activa en disponer de material sanitario, ya sea a través de impresoras 3D, generación de viseras, o incluso temas más sofisticados como ingeniería inversa para producir también, a través de nuestros sistemas, respiradores que tan necesarios eran.
El impacto en nuestro sector es mayúsculo. Yo creo que la expresión ‘sin precedentes’ nunca se ha aplicado mejor que en este caso. Lo que vende el sector, además de tecnología, es movilidad. ‘Movilidad’ es el nombre de nuestra commodity, y lo que hemos visto durante este periodo de tiempo ha sido un desplome de la movilidad en el sector aeroespacial, con mayor impacto en Europa y en España, donde el desplome ha sido de un 90% de la flota en tierra, algo que yo, desde que empecé mi carrera profesional hace 35 años, nunca había visto.
Nosotros venimos de un sector de crecimiento. Recuperar la situación nos llevará tiempo, pero no debemos retrasar las medidas urgentes para paliar el efecto sobre las líneas aéreas. Necesitamos dotarlas con la financiación necesaria que evite su insolvencia en el corto plazo y, muy fundamentalmente, el impacto sobre nuestra cadena de suministros. Ambos elementos, muy débiles ahora mismo en nuestra cadena de valor.
La situación actual está teniendo un claro y directo impacto en la producción. Actuamos rápidamente, en los primeros instantes de la pandemia redujimos nuestra carencia de producción en un tercio, y actualmente lo que estamos haciendo es analizar la evolución del mercado, hacer escenarios de cuál va a ser la salida. Habrá salida, pero tendremos que ver si esa salida se produce en dos, tres, cinco años y, en función de eso, evaluar el tamaño de la compañía que tendremos que establecer para ser capaces de adaptarnos al mercado.
En Airbus, como decía antes, aportamos fundamentalmente movilidad. El turismo tiene un gran peso en nuestro país, y no cabe duda de que está directamente ligado a la recuperación del transporte aéreo y la confianza en la movilidad. Como en toda crisis, y más aún con el calado de la actual, debemos reflexionar también sobre las lecciones que arroje y las oportunidades que se abren.
Elementos tales como globalización, independencia industrial, soberanía o incluso nuevas formas de trabajar basadas en la digitalización cobran hoy más que nunca un valor muy significativo. Y quizás otro elemento interesante a valorar es el peso de la industria en España: si estamos en un 12% y debería ser un 20%, como se ha comentado anteriormente.
Sabemos que el Gobierno ha hecho un esfuerzo para apoyar a los más vulnerables, pero también es importante apuntalar y asegurar sectores de carácter estratégico, como el aeronáutico, que contribuyen a generar empleo de calidad y a desarrollar tecnologías punteras que colocan a nuestro país y a Europa en posición de liderazgo y autonomía en áreas que potencian, claramente, el desarrollo económico.
La inversión en desarrollo tecnológico siempre ha dado resultados multiplicadores tremendamente relevantes. Buen ejemplo de ello son los planes tecnológicos aeronáuticos que, entre 1993 y el 2003, se generaron con una inversión de 360 millones de euros, y que impulsaron un crecimiento del sector con un valor de ingreso acumulado de más de 44.000 millones de euros. Y seguimos contando.
Además, la innovación, por definición, está en nuestro ADN como compañía. Los materiales avanzados de 2003, -la fibra de carbono-, son hoy la digitalización, la descarbonización y la electrificación. No podemos esperar, necesitamos reforzar las palancas de desarrollo en un sector tractor de la economía del país. Francia y Alemania ya han presentado propuestas concretas, valientes y de gran calado para la recuperación del sector.
Como apuntaba antes, debemos centrarnos en la descarbonización, los nuevos combustibles, la digitalización, etcétera, para seguir el camino marcado por los compromisos con nuestros socios europeos. Una renovación de flotas ayudará al cumplimiento de los compromisos de progresiva eliminación de emisiones a la atmósfera, como lo harán las nuevas tecnologías que se puedan desarrollar en los próximos años, y en las que nuestra empresa se propone mantener el liderazgo.
A corto plazo, podemos colaborar para la renovación de flotas con aviones más modernos, sostenibles y eficientes para sustituir a los más antiguos, actualmente en tierra, cooperando así con los objetivos de reducción de emisiones. Un plan en el marco de la Unión Europea que nos permita reducir las emisiones en un 35% con aviones más eficaces y reducir el ruido en un 50%. En definitiva, un Plan Renove, como reclamaba ayer en esta misma mesa Luis Gallego, presidente de Iberia.
Airbus, como empresa tractora, no está sola, sino que formamos parte de un ecosistema en el que se incluye una amplia cadena de suministradores que debe beneficiarse de esta renovación de cara al futuro y al afianzamiento ante problemas planteados por la crisis.
Nuestra asociación, TEDAE, ya ha venido planteando las necesidades de nuestro sector en los ámbitos aeronáuticos y de defensa. Airbus España tiene profundas raíces en nuestro país, con más de 12.000 trabajadores directos, alrededor de 60.000 indirectos, creando riqueza, desarrollando nuevas tecnologías y atrayendo talento, favoreciendo a la balanza de pagos con una exportación más allá del 90% de nuestro negocio.
Hasta ahora me he referido fundamentalmente a la aviación comercial, pero no quiero dejar de mencionar el ámbito de la defensa, que supone un destacado porcentaje de nuestra actividad, particularmente aquí, en España. Hasta ahora había funcionado el sector de defensa como un factor anticíclico, pero existe preocupación por la presión que se pueda ejercer sobre los presupuestos de defensa.
Tenemos expectativas puestas en Europa con el desarrollo del Fondo Europeo de la Defensa, y Francia y Alemania ya han anunciado compromisos que ayudarán a fortalecer este sector que cuenta con el mismo tejido industrial de la aviación civil en un entorno dual. Una Europa segura y fuerte requiere de una industria de defensa propia y sólida. Para ello son importantes los grandes programas europeos que representan una inversión a largo plazo, tales como el futuro Sistema de Combate Europeo o el Sistema Aéreo No Tripulado llamado ‘Eurodrone’. O nuevos proyectos en el ámbito nacional, como el reemplazo del entrenador C-101 del Ejército del Aire, a través de un entrenador avanzado.
Esta crisis en la que hoy estamos inmersos pasará, y espero que esto sea en el menor plazo de tiempo posible. La salida de las crisis y la fortaleza con la que las superamos se deciden al comienzo de las mismas, es decir, ahora. Con aciertos o equivocaciones. En nuestro caso, en nuestro sector, el éxito dependerá de la velocidad con la que seamos capaces de remontar. Venimos de una situación de alta demanda y saldremos de la misma con la misma situación: alta demanda.
El elemento fundamental y diferenciador será la protección de nuestros recursos más valiosos: nuestros empleados. Situaciones extraordinarias requieren soluciones extraordinarias. ERTE de largo plazo, flexibilidad, inversiones estratégicas masivas en I+D+i que ocupen nuestro talento, a la vez que nos preparen para futuro, jornadas reducidas soportadas por el Gobierno, etcétera.
Por último, subrayar que no podemos dejar pasar esta oportunidad sin tomar decisiones que mantengan la competitividad, la capacidad tecnológica y la fuerza industrial que ayuden a consolidar un sector generador de riqueza, que fortalece el tejido industrial español. Además, una crisis como la que hemos vivido requiere de una industria sólida que disponga de los recursos tecnológicos necesarios para atender a las necesidades urgentes, con los que poder hacer frente al desafío sanitario. Capacidad de transporte, de ingeniería, fabricación, etcétera. Hay que invertir en mañana, hay que invertir en industria.