Antonio
Coimbra

Muchas gracias, Antonio Garamendi, y buenos días a todos. En primer lugar, quiero agradecer la invitación y dar la enhorabuena a CEOE por esta iniciativa. Quiero también sumarme a las palabras de solidaridad de todos los ponentes en esta cumbre y mostrar mis condolencias con las familias afectadas por esta crisis tremenda del Covid-19. Una crisis con efectos en las familias y también en la economía.

Ahora tenemos que enfocarnos en cómo salir de esta crisis y cómo aprovechar estas oportunidades. Me gustaría enfocarme en las lecciones aprendidas de la crisis y en cuáles son las prioridades en las que, en mi opinión, desde el sector de telecomunicaciones tenemos que enfocarnos. Hay claramente tres lecciones aprendidas: la importancia de las infraestructuras de telecomunicaciones, la importancia de la digitalización y las nuevas formas de trabajar.

Empezando por la importancia de las infraestructuras, era algo claro para el sector, pero para la sociedad, las autoridades y muchos ciudadanos no estaba tan clara. Es verdad que España tiene las mejores infraestructuras de Europa en fibra y en 4G, pero no cabe duda de que no todos los ciudadanos pueden disfrutar de estas. Hay una brecha digital. Hay que recordar que en España la penetración de Internet no es de las más punteras, tenemos solo un 60% de gente conectada, en números redondos, lo que significa que todavía hay mucha gente sin conectar, incluso con las mejores infraestructuras. Eso es un trabajo que tenemos por delante.

No podemos seguir solamente celebrando que tenemos las mejores infraestructuras, sino que tenemos que dar el siguiente paso. Para mí, es fundamental para la recuperación una conectividad al 100%, y ese es el siguiente paso que tenemos que dar. La prioridad que me marcaría es tener a dos años vista un 100% de los hogares y las empresas conectadas; un 100%, no un 99-97%. No solo es conectar, sino conectar con calidad, con 1GB por segundo en las redes fijas. Lo que hoy nos parece suficiente no lo será en dos años.

Sabemos que de los fondos de recuperación que llegarán desde Europa, a España llegará una cantidad tremenda y se aprovechará muy bien, lo que significa que tenemos que dotar a nuestras infraestructuras de una parte de estos fondos. Hablamos de mucha inversión, pero cuando lo ponemos en perspectiva y las ventajas que tiene, no es tanta. Si tenemos hoy unos 22 millones de hogares conectados en España y, si sumamos a las empresas, hablamos de 28 millones, es decir, nos quedan seis millones aún por conectar.

Es verdad que lo que queda por conectar es lo más caro: las zonas rurales, las más remotas… Hablamos de 1.200 millones de euros para esos seis millones de hogares; si hablamos de 1GB de conectividad son 1.500 millones de euros. Merece la pena hacerlo y hay que encontrar formas de financiarlo con todo el sector en dos años.

Pero, también, garantizar una cobertura del 100% del 4G; hablo del 100% de la población y de todas las carreteras. Esto es fundamental para el desarrollo del país y para impulsar la recuperación. Nuestra estimación es una inversión de 250 millones de euros si queremos dar una velocidad mínima de 10Mbps a todos para conectar al 100%. Es factible y este es nuestro mensaje. Con esto, impulsar rápidamente el apagado del ADSL, que ya no tiene ningún sentido, y en nuestro sector también, el apagado del 3G. Tenemos una apuesta total por el 4G y el 5G y, así, poder usar las frecuencias del 3G en nuestra nueva situación.

El segundo es preparar el futuro y acceder a la digitalización. Una vez más, tiene que ver con la conectividad y aquí tenemos que hablar de la inversión. Lo que tenemos por delante es un esfuerzo tremendo, no nos estamos dando cuenta de cuál es la inversión necesaria para liderar el despliegue del 5G. De momento, Vodafone es el único operador que tiene 5G en España, que ha apostado por esta tecnología. Pero cuando hablamos del 5G, para tener una cobertura de casi toda la población hablamos de un esfuerzo inversor de, como mínimo, 5.000 millones de euros. Y si hablamos de concretar de todos los casos, por ejemplo, solo para hablar del coche conectado quizás estamos hablando de 10.000 millones de euros de inversión en los próximos años. Esta es la magnitud de la tarea que tenemos por delante.

Para esto, ¿qué hace falta? En primer lugar, una clara reforma fiscal. La situación que tenemos en España en fiscalidad es algo que tenemos que cambiar lo antes posible. Buscar y promover la simplicidad y la predictibilidad; la incertidumbre que hay en España y en nuestro sector, ya que tenemos impuestos para todos: municipales; autonómicos; la tasa de televisión (la televisión pública la pagamos nosotros con un 0,9%); y tenemos el Impuesto sobre Actividades Económicas, del que el sector soporta el 30% (ya me gustaría suponer el 30% de la actividad económica en España). Todo esto se tiene que simplificar, así como promover la inversión y no la recaudación. Es fundamental para construir una red de 5G pionera. Pedimos que se empiece a trabajar con el sector y con las empresas para construir una situación que promueva la inversión.

También tenemos que pensar cómo debemos trabajar para acceder a la digitalización. La conectividad al 100% es fundamental; una reforma digital profunda del sistema educativo, del sistema de sanidad y del sistema judicial. Del sistema educativo, que puede involucrar a los colectivos, a los alumnos -desde luego-, a los profesores, a las escuelas, a las autoridades, a las familias. Ya es una revolución, en la que hablamos de conectividad, hablamos de dispositivos. De conectividad con calidad, con 1GB como mínimo, y de móvil; hablamos de contenidos, de plataformas -como Teams, Zoom- y hablamos de ciberseguridad también. Es un tema fundamental para el futuro del país esta reforma digital del sistema educativo.

De la sanidad ya hemos hablado aquí mucho y no voy a extenderme sobre ello, y de la parte judicial.

Pero hablando de empresas, lo fundamental aquí es una reforma profunda. Echo en falta un plan nacional de digitalización en las empresas -no hablo de las grandes empresas, que lo tienen-, en las pymes, las microempresas y los autónomos. En Vodafone tenemos desde hace tres años un estudio, -El Observatorio Vodafone de la Empresa-, donde medimos el grado de digitalización de las empresas en España. En el último estudio, de las pymes, solo un 34% tenían un plan para digitalizarse. Y de ese 34%, solo un 48% tenían presupuesto para hacerlo; esto es la mitad, no es un 34%, es un 17%. Eso es tremendo. ¿Cómo podemos enfrentar el futuro cuando tenemos este número de empresas con un plan y con un presupuesto para ejecutarlo?

Si nos vamos a las microempresas y los autónomos, es aún peor: tenemos solo un 22% con un plan y de ahí un 35% con presupuesto para hacerlo, lo que significa un 10%, más o menos. Tenemos que sacar de aquí una estructura, un entorno, un marco para promover la inversión, dotar de recursos y ayudar a estas empresas -las pymes, las micro y los autónomos- a digitalizarse. ¿Y qué significa digitalizarse? Muchas cosas, pero diría básicamente dos: operaciones online y en tiempo real, y negocio online. Esas son las dos cosas fundamentales. Luego hay mucho más, pero si la operativa de la empresa está online -en la nube o donde sea-, lo tenemos en tiempo real y su negocio se puede hacer también online -no solo, pero también online- esto ya es un avance tremendo.

Y ya termino con las nuevas formas de trabajar. En este punto no soy tan optimista como algunos de los ponentes que han estado aquí. Es verdad que se han roto muchos tabúes y que en pocas semanas hemos puesto en teletrabajo algo que pensábamos que era impensable, como call centers, por ejemplo. Incluso en ellos en pocas semanas hemos puesto las herramientas y la gente trabajando desde casa.

Pero pienso que eso tiene muchos matices y hay que ser prudente con el tema del teletrabajo. Qué funciones, qué productividad, cómo se puede trabajar en remoto y en qué funciones tiene más sentido seguir trabajando en la empresa. Están por ver muchas de estas cosas, no podemos sacar conclusiones con pocas semanas o meses de teletrabajo. Hay que pilotar muchas situaciones antes de decidir que está de moda y que nos vamos todos 100% al teletrabajo, a trabajar en remoto. Ver cuál es el equilibrio, con la flexibilidad que existe, pero muy aumentada. Esto es fundamental, es una nueva tendencia que puede traer muchas eficiencias, mucha más flexibilidad, para colectivos en zonas más desfavorecidas o más rurales, a los que es verdad que les puede meter más en el mercado laboral. Pero hay que pilotar y ser prudente con todo esto.

Termino diciendo que las crisis, una vez más, nos traen oportunidades. Este es el momento también para -a mi juicio- aprovechar las oportunidades, pensar a lo grande y ambicionar el liderazgo de transformación digital como país. Muchas gracias.