Antonio
Garrigues
Walker
Presidente ASEDAS
Por mucho que lo hagamos bien a todos los niveles, si no sabemos vender, si no aprendemos a vender, no vamos a ser nunca un país influyente
Estoy encantado de estar contigo, presidente de CEOE, una persona que tiene un valor especial, y es que dice lo que hay que decir y hace lo que hay que hacer, pero lo dice bien, lo dice sin rabia, sin agresividad, dice lo que piensa; cuando está de acuerdo, está de acuerdo, y cuando no está de acuerdo, pues no está de acuerdo.
Cada día creo más que en España tenemos que empezar a aceptar la concepción democrática auténtica, y es que la democracia no consiste en que estemos de acuerdo, consiste en convivir en desacuerdo. Es lo que hay que hacer y eso es lo difícil, convivir en desacuerdo, porque si estuviéramos todos de acuerdo, la verdad es que no haría falta absolutamente nada.
¿Cómo se convive en desacuerdo? Pues creo que, en ese aspecto, Antonio Garamendi nos da una lección prácticamente diaria. He visto en sus últimas intervenciones cómo cuando hay que tomar decisiones, las toma, y cuando no hay que tomarlas… Pero siempre, buscando o intentando encontrar un acuerdo. Quería empezar por un tema en el cual voy a hablar más desde mi condición jurídica: el de los okupas, cómo en España de pronto hay movimientos okupas que ocupan casas, y por qué no se toman las medidas jurídicas adecuadas para que eso no pase. El derecho a la propiedad es un derecho básico, un derecho decisivo de la convivencia social. Como seamos blandos y flexibles con este nuevo fenómeno, vamos a generar situaciones complicadas. Lo mismo pasa, por ejemplo, en el tema de los supermercados con la organización de bandas que se dedican a sustraer alimentos. Son dos temas en que enEspaña tenemos que ser realmente rígidos, porque si empezamos con contemplaciones o con tolerancias, vamos a generar un país donde las claves jurídicas van a tener una importancia mínima. Y puedo asegurarles que un país sin seguridades jurídicas es un país que tiene grandes deficiencias operativas.
Cuando Ignacio García Magarzo -que es la persona que lleva ASEDAS y que realmente ha demostrado una eficacia especial-, me ofreció la posibilidad de presidir la Asociación, le dije que sí por una razón muy simple: creo que en España el tema del comercio, -y por eso me alegra que el presidente de CEOE le dedique la importancia que merece-, es un tema todavía pendiente. España no sabe vender. España tiene poca habilidad para el comercio. Vendemos poco y vendemos mal, y podríamos vender mucho más y de una manera mejor.
Nuestra cuota de mercado internacional sigue siendo muy baja, comparándola con los países europeos. España podría hacer muchísimo más en todos los sectores. Tenemos que contemplar el mundo globalmente y darnos cuenta de que básicamente nuestro mercado hay que centralizarlo en Europa, en el mundo asiático, -que está teniendo un desarrollo espectacular-, y en el mundo americano en su conjunto. Y, en ese aspecto, España tiene que hacer un esfuerzo para darse cuenta de que podríamos realmente compararnos prácticamente con cualquier otro país europeo, y seguimos teniendo una distancia excesiva.
El tema del comercio tenemos que meterlo en todos los terrenos. Si no sabemos vender, si no sabemos comerciar, estamos mal, incluso con la propia identidad española: España ni siquiera defiende su imagen. Y tenemos que empezar a defender que España es un país serio, que ha cumplido una labor muy seria, que están cumplidas todas sus obligaciones, pero no sabemos vender eso. No sabemos hacerlo como lo hacen los italianos, que son ciertamente maestros y además, con toda justicia, en la venta de la propia imagen. Pero también se aplica a todos los demás países.
¿Por qué España tiene una imagen internacional que no es una imagen todo lo seria y todo lo fuerte que debería ser? Pues porque no hacemos las cosas bien. Y ahí es donde el comercio, de verdad, debería cumplir un papel especial. Tenemos que reconocer que, por ejemplo, nuestra penetración en el mundo asiático, -que va a ser el mundo de más desarrollo-, es muy baja, tanto en presencia inversora como en presencia de venta.
Estamos vendiendo, estamos mejorando el tema, pero la verdad es que deberíamos hacer muchas más cosas en ese aspecto. Insisto, CEOE hace bien en darse cuenta de que el comercio no es un tema menor, es un tema decisivo. Por mucho que lo hagamos bien a todos los niveles, si no sabemos vender, si no aprendemos a vender, no vamos a ser nunca un país influyente, no vamos a tener el protagonismo no solamente económico, ni siquiera político que tienen otros países. Y en esa labor es donde los gobiernos no se dan cuenta de que la colaboración con los empresarios es una colaboración decisiva. En España realmente nuestra capacidad de acción internacional sigue siendo muy baja. No nos podemos comparar con Alemania ni con Francia ni con Italia, que es un país, – como he dicho antes-, especialmente listo en este tema.
El estamento político tiene inevitablemente que comprometerse con este tipo de problemas. La relación entre política y economía tiene que ser mucho más fuerte. Antonio Garamendi lo ha demostrado: cuando las cosas no se han hecho como se tienen que hacer, se dicen. Pero ¿por qué en España separamos tanto la política de la economía?, ¿por qué no generamos una especie de acuerdo más sensato? Yo creo que en estos momentos el pacto social se está llevando razonablemente bien, no digo que haya un acuerdo absoluto y completo, pero se está llevando razonablemente bien, comparado con otros países -podríamos aspirar a que los sindicatos fueran más colaboradores-, pero creo que las relaciones sociales fundamentalmente en este país se están llevando razonablemente bien.