Enrique
Cornejo
Presidente Iniciativas Teatrales
Es imperativo que los principios de coordinación, cooperación y colaboración interadministrativa sean una realidad para afrontar con solvencia esta crisis en relación con el teatro.
Gracias a CEOE, gracias a ustedes, señoras y señores presentes, gracias a los que están, gentilmente, siguiendo mi intervención más allá de la pantalla y gracias a internet. Gracias a todos. Se está viendo la importancia que representa esta cumbre empresarial por la que están desfilando nuestros grandes pilares de la banca, de la economía, del comercio, del deporte… Y pido, querido presidente Antonio Garamendi, que se me permita hacer una reflexión personal. Para los empresarios que seguimos con interés estas intervenciones, significa un acercamiento a nuestros propios problemas, una transmisión de deseos de ayudarnos con sus cualificadas aportaciones y este es otro éxito añadido que traspasa la filosofía económica de esta cumbre y que nos afecta, sobre todo, en el orden humano.
Mi breve intervención debe basarse en la cultura y, dentro de ella, en la expresión de teatro, que es mi mundo profesional desde hace 58 años. Permítanme destacar unas cifras que reflejan la importancia de nuestro mundo cultural y que añado a las que ha citado mi admirado amigo Enrique Cerezo. Anualmente, se mueven más de 40.000 millones de euros, lo que representa el 3,5% del PIB, un sector cultural con más de 123.000 empresas de todo perfil. Las hay grandes, las hay medianas, las hay pequeñas, autónomos, integrados a las pymes… pero somos 123.000. Proporcionamos más de 700.000 empleos en el sector cultural y, finalmente, acoge anualmente más de 48 millones de visitas, de asistencia a actos culturales en toda España.
Y de este mundo maravilloso, que es el depositario del legado, del acervo cultural que parte de nuestros mayores hacia todos nosotros, extraigo el mundo de las artes escénicas a las que pertenezco. El teatro ha sido siempre un hermano menor en la cultura, que ha desarrollado su gran tarea formativa y divulgativa a través del ingenio y el talento de sus gentes, con sus propios recursos personales, en el caso de los empresarios privados. Ahí están siempre actrices, actores, directores, escenógrafos, iluminadores, diseñadores y un sinfín de especialidades que permiten al gran público disfrutar de montajes con entornos de fantasía que nos hacen soñar, sentir, emocionarnos.
Todo eso es el teatro y mucho más. El teatro también está incorporado, lamentablemente, a tantos otros sectores que sufren el hachazo sanitario del Covid-19, que ha transformado por completo todas nuestras estructuras. Desde el 13 de marzo, clausuramos nuestros espacios, que siguen cerrados hasta este momento. Ante el impacto sufrido, la Federación Estatal de Asociaciones y Empresas de Teatro, FAETEDA, se ha apresurado a mantener una comunicación y contacto permanente con aquellas instituciones que han querido escucharnos.
Se ha presentado un proyecto con 52 posibles medidas extraordinarias para afrontar las consecuencias de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 en el sector de las artes escénicas. Hemos trasladado que la situación de crisis mencionada ha servido para poner de relieve la necesidad de que el Estado y sus diferentes niveles administrativos consideren a la cultura en general, y a nuestras artes escénicas en particular, como sector estratégico.
Las artes escénicas y de la música propician la difusión entre la ciudadanía de valores ligados a la cohesión social, a la comprensión del momento histórico que atraviesan sus gentes, sus anhelos, necesidades, contradicciones… Como una parte más de la cultura, es un instrumento básico para el desarrollo social y la transmisión de los valores democráticos.
Puede que no sea el sector productivo y económico más grande del Estado, pero aparte de que también genera riqueza y trabajo, tal y como ocurre igualmente con la educación o la sanidad, es un servicio público indispensable para una sociedad equilibrada y plenamente desarrollada. En los países más avanzados de Europa es así como se entiende nuestro papel en sus sociedades. Y, coherentemente con ello, por boca de sus primeros mandatarios hemos sabido que han diseñado medidas específicas para la recuperación del sector de la cultura y de las artes escénicas en concreto. Desgraciadamente, tenemos dudas de que en España se siga ese mismo camino y en la intensidad necesaria para ello.
Servimos a la ciudadanía en su tiempo de ocio y, por ello, a menudo se confunde nuestra actividad con algo que viene después de lo importante. En consecuencia, las medidas prácticas dirigidas a la protección y al desarrollo de nuestra actividad suelen situarse en un segundo o tercer lugar. Frecuentemente, existe un desconocimiento de la naturaleza compleja y singular de nuestro sector. Así, por ejemplo, se suele olvidar que su producción no se regula directamente por el mercado o que una buena parte de su estructura empresarial y productiva tiene un carácter artesanal, determinada por una estacionalidad peculiar, así como que la mayoría de la contratación laboral se genera y está sometida a la intermitencia.
Aunque se han presentado medidas económicas audaces y extraordinarias para paliar los estragos de esta emergencia sanitaria en muchos ámbitos, debemos señalar que, respecto a nuestro sector, no han sido suficientemente específicas, por lo que no van a dar respuesta adecuada a los daños que la actual crisis está provocando en las artes escénicas. Debemos añadir el hecho de que el reparto competencial en relación con la cultura puede diluir las responsabilidades sobre nuestra situación en todos los niveles administrativos.
Las empresas y asociaciones profesionales que representamos se ocupan de estas disciplinas artísticas en toda su cadena de valor y desarrollan su actividad en todos los tipos y tamaños de espacios existentes. Nuestra representatividad se extiende a todo el territorio nacional y, según los datos estadísticos oficiales, llevamos a cabo más de 155.000 actuaciones de teatro y danza que disfrutan casi 45 millones de espectadores, cuya realización supone una movilización de gran importancia económica.
Somos conscientes de las repercusiones materiales de la emergencia sanitaria que estamos viviendo. Sabemos que van a ser graves y muy duras para toda la sociedad. Somos sensibles a las dificultades del sector empresarial para mantener la estructura productiva. Nos consta que muchas personas deberán enfrentarse al paro, que las dificultades financieras se multiplicarán para buena parte de la ciudadanía. En definitiva, de la angustia que todo ello va a producir durante algún tiempo a nuestros compatriotas.
Sin embargo, permítanme llamar la atención sobre el hecho de que todo eso, pero multiplicado, lo va a sufrir nuestro propio sector teatral. Lo que afirmamos no es una llamada de atención gratuita, obedece a la experiencia que el sector ha vivido en otros momentos difíciles para nuestra sociedad y surge del convencimiento de que, en nuestro Estado, se carece del conocimiento necesario sobre la singularidad en nuestro sector y su extrema debilidad para soportar nuevos embates económicos.
La situación actual exige en nuestro ámbito más que nunca una acción conjunta de todas las Administraciones. Podríamos decir que es imperativo que los principios de coordinación, cooperación y colaboración interadministrativa sean una realidad para afrontar con solvencia esta crisis en relación con el teatro.
El reloj me marca que he de terminar y le voy a hacer caso, pero no sin antes trasladarles a través de este medio que, aunque la Administración central intente rebajar el IVA al 4% en las localidades, tal como venimos demandando para igualarnos a otros países europeos, la protección final del teatro, señoras y señores, del teatro privado, se la otorga el resultado de la taquilla. Es decir, ustedes cuiden, por favor, su teatro, asistan a él siempre que puedan. Animen a que otros lo hagan, así se está apoyando también al mundo de la cultura. Lo pido sin mirarlos a ustedes a los ojos, como me gustaría. Nos separa la pantalla, pero con la misma intensidad que me merecen de agradecimiento y respeto.
Es completamente necesaria la preocupación por nuestra cultura, por nuestra cultura teatral. No solamente por defender nuestro acervo, como ya he dicho anteriormente, sino para seguir generando riqueza dentro de ese ámbito. Y hablamos no solamente de una riqueza económica, que no es poca la generada por las artes escénicas, sino una riqueza espiritual que influye en el ánimo de la población, muy necesitada en estos momentos para poder superar los instantes que vivimos.
Los tiempos de crisis siempre han provocado una reacción de encuentro entre la población. La gente necesita animarse, encontrarse, alimentarse culturalmente, diría humanísticamente. La crisis del 29 en EEUU llenó las salas de teatros y de todo tipo de espectáculos, y se lanzaron las grandes estrellas de la escena y del cine, como mundialmente se conoce a los hermanos Marx, a título de ejemplo. Son fruto de aquella época. Pero esta crisis sanitaria, señoras y señores, amigas y amigos, del Covid-19, es diferente. Porque ataca precisamente todo lo que he señalado anteriormente. Ataca al encuentro entre nosotros, ataca la reunión, la celebración humana en todas sus expresiones. Y, por todo eso, debemos mantener nuestra cultura para volver al teatro hoy más que nunca.
Cómo no, mis últimas palabras son de respeto, de amor hacia los muchos desaparecidos. Amigos, familiares, tantos. El empresario, siempre al frente de sus enormes responsabilidades, tiene una sensibilidad especial. Especial por todo cuanto le rodea, por los mercados que le van a consumir y, a través de su trabajo, hacer felices a tantos y tantos ciudadanos. El dolor, amigas y amigos, está por encima de cualquier otra circunstancia. La vida sigue así. Saldremos de esta, cómo no. Pero el recuerdo de tantas personas que han desaparecido debemos guardarlo en nuestro corazón. Muchísimas gracias.

RSC Cultura y deporte Emprendedores y autónomos

Miguel Carballeda

Isidro Fainé

Javier Tebas

Enrique Cornejo

Carlos Sainz

Adolfo Ruiz Valdivieso

Mireia Badía

Clemente Cebrián

Alicia Asín

Javier Villaseca
