Fernando
Abril-Martorell
Presidente INDRA
Las perspectivas, en particular para España, van a depender muchísimo de la eficacia de las acciones de estímulo, en gran parte dependientes de la acción decisiva de los gobiernos o de las instituciones operacionales como la Unión Europea.
Muchas gracias, Antonio Garamendi. Buenos días a todos, muchas gracias por invitarme a participar en este evento y darme la oportunidad de exponer las ideas y propuestas de Indra en el marco de la mesa de hoy, que trata de innovación y digitalización.
Me gustaría empezar expresando mi solidaridad a todas las personas que han sufrido esta pandemia a nivel familiar y a todos los compañeros de Indra, entre los que también ha habido bastantes que han sufrido problemas de salud.
Nosotros somos una empresa tecnológica y digital, competimos desde España en uno de los ámbitos globales más exigentes y generamos empleos de alto valor, relacionados con la innovación y la tecnología, así como exportaciones e inversión en el exterior.
Todos estamos sufriendo los efectos negativos de la pandemia y oímos también hablar de las oportunidades de esta nueva era, pero pensamos que no van a venir solas en ningún caso. Y me gustaría hablar de lo que creo que tenemos que hacer para aprovecharlas y que las medidas de estímulo, que van a ser muy importantes, sirvan para poner de forma efectiva la economía española en un rumbo de crecimiento y generación de empleo de más calidad.
Teniendo en cuenta que ya han pasado muchas empresas por este foro y han aportado ideas muy interesantes, y para no abundar en las mismas, me voy a centrar en el ámbito más específico que, desde Indra, vemos como prioridades para este nuevo tiempo.
Me gustaría empezar también contextualizando un poco el impacto que en nuestra sociedad ya estaban teniendo la convergencia de globalización y tecnología, porque ya vivíamos unos tiempos tecnológicos y sociales bastante acelerados y convulsos, incluso antes de la crisis sanitaria; los tiempos de la revolución digital, en los que la combinación de la globalización y de la tecnología han generado una gran disrupción y han generado cambios profundos y a mucha velocidad en la sociedad y en la economía.
A medida que la tecnología va transformando los procesos productivos, cada vez se va volviendo más intensiva en capital y, en particular, más intensiva en capital tecnológico, y, por tanto, la importancia, el peso, el coste y la sofisticación de los sistemas tecnológicos está creciendo frente al peso de los demás factores productivos.
Pongo un ejemplo de una actividad de Indra, que es la actividad de defensa, donde calculamos que el 30% o del 40% del coste total de una fragata, como las más modernas que están construyendo, las F-110, o de un avión de combate, ya está en los sistemas tecnológicos.
En un Mirage 2000, de hace 30 años, el peso de los sistemas rondaba solo el 15%. En los aviones actuales, como el Eurofighter, supera el 30% y en el futuro avión de combate europeo, el FCAS, este peso será muy superior y, de hecho, se le denomina “sistema de sistemas”.
Con particular relevancia social, podemos observar que la tecnología también ha cambiado, dramáticamente diría, en relativamente poco tiempo, la manera en la que se desempeñan las funciones básicas.
Está eliminando muchos empleos tradicionales, poniendo en riesgo en el futuro muchos otros debido a la automatización y a la inteligencia artificial. Y estamos ya viendo una creciente y marcada divergencia entre las sociedades, empresas y profesionales que tienen las capacidades digitales adecuadas y que, por tanto, tienen mejores remuneraciones y condiciones, y los que tienen menos cualificación, que cada vez ven más amenazante la presión de la automatización sobre sus empleos.
Con los peores efectos sanitarios, esperemos, de la pandemia aparentemente en vías de superación, por lo menos en España vemos con claridad que se están extremando y se están amplificando muchas de las tendencias disruptivas que estaban generando la globalización y la tecnología, y que ya estábamos experimentando antes de la crisis.
Todos los analistas y expertos independientes coinciden en la profundidad de la crisis, contemplan diferentes escenarios de recuperación de la actividad perdida, pero que, en cualquier caso, se está midiendo en años, no en meses.
Por tanto, nosotros pensamos que las perspectivas, en particular para España, van a depender muchísimo de la eficacia de las acciones de estímulo, en gran parte dependientes de la acción decisiva de los gobiernos o de las instituciones operacionales como la Unión Europea.
En este contexto, nos parece que el éxito y efectividad de las medidas de recuperación van a venir determinados por el acierto en situar nuestras prioridades, y la decisión de ejecutar políticas nacionales consistentes con esos objetivos, con esas prioridades.
Además, nos parece que estas políticas son políticas sobre las que va a haber que perseverar y que habrá de mantener en el tiempo para que sean eficaces, por lo que, con independencia de los recursos que recibamos de Europa, que van a ser muy cuantiosos, como los compromisos de gasto fijo que existen en los presupuestos ya previamente a cualquier decisión de inversión son muy elevados, el margen de actuación de cualquier Gobierno es reducido, y por tanto, insistimos que hay que elegir muy bien las prioridades.
En este sentido, nosotros proponemos dos líneas de acción que pensamos que mejorarían el posicionamiento y las perspectivas de futuro para España, en este escenario global que he descrito anteriormente.
Un impulso decidido a la digitalización y una estrategia de reindustrialización de España. En primer lugar, respecto a la digitalización, la generación intensa que está viendo de polarización y asimetrías tiene implicaciones muy profundas para España en función de cómo respondamos a este reto tecnológico.
La digitalización ocasiona que el valor, entendido como empleo y riqueza, se traslade rápidamente de unas actividades, de unas empresas y de unos países a otros, en un marco de muy elevada competencia global.
El creciente peso de la tecnología está augurando que cada vez más la innovación tecnológica va a ser la herramienta clave para competir, tanto a nivel regional y nacional, como a nivel empresarial. Y, habrá ganadores y habrá perdedores en este proceso; y la realidad es que las sociedades y las economías que mejor han sabido diseñar y desplegar, con consistencia y decisión, una estrategia digital, están siendo capaces de crecer más y atraer mayor riqueza y empleo de calidad y yo creo que tenemos que hacer todo lo posible para que España esté en este grupo.
Además, si algo ha puesto de manifiesto esta crisis es que, en tiempos difíciles, todos los países vuelven a un cierto proteccionismo o nacionalismo económico. Todos los países quieren liderar, todos los países quieren ser los que capturen el valor, todos los países quieren tener los centros de decisión, todos quieren tener los empleos de alto calificación que están asociados al I+D y a la tecnología. Todos los gobiernos, de forma más o menos abierta, al inyectar fondos en sus economías están protegiendo y ayudando a sus respectivas empresas nacionales en esta crisis. Y a mí me parece que esto subraya el gran valor estratégico de mantener en nuestro país, en la medida de lo posible y respetando todas las normas, la capacidad de decisión, de innovación y de producción de nuestras empresas.
En segundo lugar, la disrupción tecnológica nos permite un reset industrial, y yo creo que esto nos brinda una oportunidad clave para reindustrializar nuestro país y así mantener y recuperar esos centros de decisión para España. La crisis yo creo que vuelve poner de manifiesto la necesidad de revitalizar este sector industrial español y creemos que la tecnología es una palanca clave para conseguirlo. Nuestro sector industrial ha tenido una relevancia histórica decisiva en el desarrollo económico de España.
Sin embargo, el creciente proceso de globalización ha dado paso a que las economías emergentes con costes laborales más bajos ganen mucho peso a nivel global y a deslocalizaciones industriales.
La tendencia de desindustrializar no se ha detenido y el peso de la industria en España sigue disminuyendo; ya vamos por debajo del 16% del PIB y en la actualidad, además, se reduce especialmente el peso de la industria manufacturera, que apenas supera al 11%.
Creemos que existen sólidos argumentos para impulsar y apoyar iniciativas encaminadas hacia la reindustrialización de la economía española y mantener o recuperar para España actividad industrial deslocalizada en otras regiones. Los beneficios para nosotros son bastante claros y evidentes. Primero, generación de más empleo y de mejor calidad, tanto en la industria como los servicios avanzados vinculados a la misma, más estabilidad económica, reducción de la exposición a los ciclos económicos de las crisis financieras, más potenciación de las actividades de I+D, que nos permite luego una mayor competitividad a los mercados internacionales; y por último el efecto arrastre que la reindustrialización traería consigo sobre el resto de sectores, especialmente el de servicios.
No va a ser posible incrementar significativamente el peso de la industria española compitiendo en precio con los gigantes asiáticos con costes laborales muy inferiores, pero las ventajas competitivas se están concentrando cada vez más en la tecnología y el talento, y menos en los costes laborales o en las materias primas.
Esto es más cierto cuanto mayor es el valor añadido innovador y tecnológico de la industria en concreto de que se trate; y en esta línea nos parece que la transformación digital ha redefinido completamente las bases competitivas de la industria y nos brinda una oportunidad inmejorable a España.
Esta combinación de digitalización más reindustrialización podría ser una estrategia de país efectiva y realista para afrontar el escenario de recuperación como oportunidad para elevar la productividad y el valor añadido de nuestro tejido productivo.
Complementariamente, hay elementos que pueden ayudar a impulsar esta estrategia. Dos en concreto. Por un lado, el efecto tractor que los poderes públicos pueden ejercer a través de grandes proyectos de transformación digital o tecnológicos que canalicen el esfuerzo en la inversión en I+D en proyectos que generen capacidades y base industrial en España. Las Administraciones públicas pueden emprender, a modo de ejemplo, grandes proyectos transformacionales de modernización y digitalización de muchos de sus propios procesos, como forma efectiva y útil de estímulo de la industria tecnológica, y también para ser más eficientes ellos mismos. Y otro elemento clave para avanzar en esta dirección, que es frecuente que se comente, es la disponibilidad de talento con capacidades tecnológicas y digitales, porque a pesar de la elevada tasa de desempleo, existen claras dificultades para identificar recursos en el mercado con el perfil necesario, por lo que toda actuación en esta dirección es fundamental. Y a este respecto, me gustaría decir que, para facilitar el máximo aprovechamiento de este talento, el trabajo en remoto es un elemento muy positivo, que habría que intentar favorecer regulándolo con flexibilidad. Pensamos, en definitiva y en resumen, que para construir una economía de mayor valor añadido tenemos que llevar a cabo planes de impulso decidido a la digitalización, desplegar una estrategia de reindustrialización de España y dar la necesaria importancia a la educación y al talento como el gran activo estratégico de esta nueva era.
Estas acciones nos parece que se complementan y se refuerzan entre sí, son totalmente consistentes con las prioridades europeas para este nuevo tiempo y pensamos que serían una forma efectiva de apoyar a las empresas industriales y tecnológicas españolas, para que crezcan, para que puedan competir en actividades de valor añadido y para que generen empleo de calidad. Me gustaría terminar reiterando mi agradecimiento a esta organización, y a la brilante idea que habéis tenido y dar también las gracias por invitarnos a participar. Espero que lo que he dicho haya sido útil. Muchas gracias.

Innovación y digitalización Educación y formación Pymes

José María Álvarez-Pallete

Fernando Abril-Martorell

Cristina Garmendia

Laurent Paillassot

Irene Cano

Helena Herrero

Eduardo Serra

Antonio Coimbra

Marta Martínez

Tobías Martínez

María Ferreras

Andreu Vilamitjana

Jaime Hortelano

Carina Szpilka

Antonio Abril

Francisco Belil

José Antonio Sarria

Alfonso Jiménez

Inés Juste

Rosa Ferrando
