Gonzalo
Sánchez

Presidente PWC España

España necesita acciones a largo plazo, acciones que ataquen las necesidades estructurales de nuestro país, de nuestra economía, y que además estén dentro de lo que son los pilares del programa de recuperación de la Unión Europea.

En primer lugar, quisiera agradecer a CEOE la oportunidad que nos brinda de compartir nuestra visión sobre el momento tan sumamente complejo que estamos viviendo y, además, daros la enhorabuena por haber realizado esta cumbre en tan corto espacio de tiempo y tan alto nivel de presencia. Comienzo mi intervención recordando a todos los que, desgraciadamente, nos han dejado por causa del COVID-19, y además a aquellos que se están recuperando y a aquellos que no solo están sufriendo las consecuencias sanitarias, sino también las sociales y económicas que esta enfermedad nos va a dejar.

En los próximos meses, nos estamos jugando los próximos veinte años. Ese sería el principal mensaje para mi intervención de hoy. La respuesta que demos a la actual situación va a condicionar totalmente la sociedad española del futuro. Y es esencial no dejarnos llevar por el corto plazo y pensar en qué sociedad queremos tener dentro de veinte o treinta años.

En el marco de este convencimiento, me gustaría compartir con vosotros la visión que tenemos de PwC de cuál puede ser la clave del éxito para aprovechar eficientemente los programas de recuperación de la Unión Europea. Nos tenemos que empezar ya a poner en marcha y a trabajar en proyectos, pero es mucho más importante que estos proyectos sean útiles y sirvan para resolver problemas estructurales y nos ayuden a dar el salto cualitativo que nuestro país necesita en cuanto a tejido productivo y Administración Pública.

Para la ejecución de estos planes se va a producir un difícil arbitraje entre el corto y el largo plazo. El corto plazo, porque ahora mismo nos aprieta extremadamente la liquidez, nos están apretando también los segmentos más necesitados que no podemos dejar atrás, y, además, tenemos que responder a determinadas necesidades de recursos sanitarios.

España necesita acciones a largo plazo, acciones que ataquen las necesidades estructurales de nuestro país, de nuestra economía, y que además estén dentro de lo que son los pilares del programa de recuperación de la Unión Europea, que apuesta por la digitalización, el Green Deal, la educación o la sanidad; ejes que nos ayuden a resolver los retos de nuestro tejido económico, como pueden ser la falta de industrialización, la baja productividad o la falta de I+D+i.

Las acciones enfocadas en el corto plazo producen estabilidad social, pero no resuelven nuestros problemas de fondo. No son la solución y no darán crecimiento en el futuro. Estarán más orientadas probablemente al gasto que a la inversión, y lo que necesitamos es preocuparnos y ocuparnos de los asuntos de fondo, que son los que nos asegurarán la sostenibilidad y el retorno del dinero a invertir. Es muy complicado priorizar acciones a largo plazo, cuando lo que se evalúa permanentemente es a corto, cuando permanentemente tenemos que rendir cuentas en el corto plazo. Hay que ser muy generoso y hay que buscar amplios consensos cuando se toman decisiones a largo plazo y la evaluación es a corto.

En estos últimos días, hablando con gente que trabaja en la Unión Europea, he podido percibir claramente que, en Europa, por lo menos, tratan de pensar a largo plazo, y en España, desgraciadamente, pensamos muchas veces más a corto. Europa ayuda con plazos más largos, y eso ya lo han entendido otros países con los cuales estamos compitiendo por estos programas de ayudas.

El enfoque a largo requiere de consensos, de acuerdos políticos de largo plazo, de la participación privada en marcos de colaboración sobre cuestiones troncales del país; y la orientación a largo nos permitirá abandonar inversiones no rentables y centrarnos en aquellos proyectos que de verdad necesita este país para transformarse, y sin los cuales no tendremos ese futuro a veinte años del cual hablamos.

Las decisiones de inversión que se tomen en los próximos meses y de las que cada vez somos más conscientes, marcarán el futuro que todos nosotros tendremos en los próximos años. Así, y antes de entrar en lo que proponemos, creo que es importante contextualizar un poco dónde estamos, qué está pasando, cómo vemos nosotros la situación actual, para poder afrontar el desafío que tenemos por delante.

Actualmente nos encontramos en un momento de altísima incertidumbre, del que no tenemos muy claro cuál va a ser el efecto final. Considero que todos sabemos que nos viene una crisis económica brutal, pero ahora mismo estamos en un momento prácticamente anestesiado, con el verano muy cerca, y no percibiendo realmente lo que nos encontraremos, previsiblemente, en el mes de septiembre cuando volvamos, muchos de nosotros, de vacaciones. Nos vamos a enfrentar a una crisis que va a ser profunda, y además, a una recesión que va a ser larga.

Estamos ante la mayor crisis económica de la historia reciente. Esperamos una caída del PIB en torno al 10%, siempre y cuando no se produzca un rebrote en otoño. Y, además, si partimos de un crecimiento, -como tenía España-, del 2%, la caída es de 12 puntos, es decir, se van a destruir cerca de 150.000 millones de euros de nuestra economía.

Además, hay que destacar que esta crisis está afectando a todos los países del mundo, especialmente a los de la Unión Europea, y todos los países vamos a competir activamente por recuperarnos. Es decir, no solamente es España la que va a salir con ayuda, sino que a todos los países se les van a conceder ayudas, y todos vamos a competir activamente en posicionarnos para dicha recuperación por lo que habrá ganadores y perdedores.

En segundo lugar, nuestra situación de partida como país es más compleja. El peso del sector industrial en nuestro PIB es inferior a países como Alemania y otros países de nuestro entorno. Teníamos, -previo al coronavirus-, una tasa de paro muy superior a la media europea, altos niveles de deuda pública, una balanza comercial negativa, -no como sucede en el caso, por ejemplo, de Italia, adolecemos de una fiscalidad atractiva para poder atraer inversiones y tenemos un sistema educativo que necesitaba ya, -antes de esta crisis-, ser revisado en profundidad. Y, además, vivimos un momento político con una alta crispación y una falta de acuerdos, y todo ello no ayuda a generar estabilidad ni confianza, que es lo que demandan los inversores.

Además, -previo al coronavirus-, la economía presentaba síntomas de agotamiento. Algunos ya los hemos mencionado anteriormente, como la polarización de la política. La política ya estaba muy crispada antes de esta crisis sanitaria, pero además había otras tendencias estructurales como la asimetría en la sociedad, había una ruptura entre la clase baja y las clases altas; una disrupción tecnológica en la cual Europa había quedado fuera; el envejecimiento de la población, que también era algo propio de Europa, y especialmente de nuestro país; y existía una pérdida de confianza en las instituciones que sustentan la sociedad. Además, teníamos el reto del cambio climático.

La economía se mueve por ciclos, los ciclos son cada vez más cortos. La crisis financiera en 2008 nos alcanzó, cuando pensábamos que había pasado, y nos ha llegado una pandemia en el año 2020. Nos llegará otra crisis dentro de equis años que no preveremos, es por ello por lo que necesitamos modelos a largo plazo, modelos sostenibles y modelos resilientes, Así es preciso tomar las medidas y las acciones que de verdad, y finalmente, nos permitan transformar nuestro país.

Nos hallamos en un momento muy distinto a 2008 y hay cuestiones también muy positivas sobre las cuales nos tenemos que apalancar. Es muy relevante, la existencia de una considerable liquidez en los mercados, y esto es vital, pero también produce incertidumbre, porque la liquidez ya existía anteriormente careciendo de proyectos. En este momento precisamos apostar por proyectos sabiendo que hay liquidez.

En España contamos con un sector financiero muy fuerte. Las entidades financieras españolas actualmente presentan unos modelos de gestión que son excelentes y unos balances saneados, por lo que este sector va a ser pieza clave para la recuperación. Por este motivo no se pueden tomar medidas que penalicen a nuestro sector financiero, ya que lo vamos a necesitar para todos los procesos de transformación que queramos abordar.

España tiene grandísimas empresas que son referencia en los principales sectores a los cuales afectan los planes de transformación, tanto en el sector energético como en el sector tecnológico y en el sector financiero. Tenemos grandísimas empresas en los rankings, en los principales puestos a nivel mundial. Tenemos unas infraestructuras que son únicas en Europa y además tenemos una cultura atractiva y una alta calidad de vida si somos capaces de transformarnos y además mantener nuestro estado de bienestar.

Este diagnóstico de elementos negativos y positivos no es baladí, porque en realidad estamos compitiendo y va a haber ganadores y perdedores, especialmente cuando competimos, de un modo u otro, por conseguir ayuda y apoyo por parte de la Unión Europea.

¿Qué proponemos? Siempre he sido partidario de confiar en la inteligencia del mercado y en el dinero para progresar, huyendo de inyecciones de liquidez, pero desgraciadamente creo que el impacto de esta crisis va a hacer que estos fondos de la Unión Europea vayan a ser absolutamente necesarios para poder salir adelante, con lo cual los tenemos que ver como una oportunidad única. Nunca se ha producido una inyección de liquidez similar a la que nos va a venir en los próximos meses.

El nuevo plan de recuperación, -como ya sabéis-, estará dotado con 750.000 millones de euros para proyectos concretos, divididos en 500.000 mil millones de euros a fondo perdido y otros 250.000 millones de euros en préstamos. A estos 750.000, hay que sumar los 540.000 de una triple red de seguridad ya aprobada por el grupo y el Consejo Europeo.

España puede acceder a fondos por valor de 140.000 millones de euros, sin contabilizar el programa de préstamos del BEI; recibiremos 77.000 millones de euros en transferencias no reembolsables del presupuesto y podemos disponer hasta 63.000 millones de créditos voluntarios; 24.900 millones del Fondo de Rescate MEDE y 15.000 millones del Sistema de Reaseguro de Desempleo que aliviará el coste de los ERTE.

Es decir, estamos ante el mayor programa de inyección de liquidez de la historia reciente. El grueso de este dinero debería ser para el sector privado, que es el que ha resultado dañado en esta crisis. Lo que de verdad se ha destruido en esta crisis es el sector privado, y por ello, los proyectos deberían ser encaminados a reconstruir y a reforzar nuestro sector privado.

Y lo que no pretendo en estos momentos, -porque ya han pasado por aquí todos los sectores y todas las empresas-, es entrar en todo el detalle de proyectos, pero sí me gustaría dejar una serie de peticiones, tanto a la Administración Pública como las empresas. A la Administración Pública: primero, necesitamos estabilidad institucional; necesitamos seguridad jurídica, normativa y regulatoria; necesitamos certidumbre y estabilidad para poder innovar, para poder emprender y para poder atraer inversiones; necesitamos un marco fiscal, empresarial y económico atractivo, tanto para la inversión como para la generación de empleo; necesitamos un programa sólido de priorización del gasto y del control del déficit; necesitamos que se cuente con las organizaciones empresariales y el entorno privado y las empresas para la definición del plan y la concreción del mismo; y necesitamos que se cuente con la Administración Autonómica, porque en las autonomías en España, -y por nuestra configuración de país-, se conoce muy bien lo que se necesita y qué tipo de sectores hay que impulsar; y además necesitamos que se invierta en educación.

Y a las empresas, pedirles dos cosas: que seamos tractores tanto en la reactivación como en la recuperación. En la reactivación porque necesitamos asumir riesgos y no perder el verano; necesitamos empezar ya a normalizar de verdad la situación. Y en cuanto a la recuperación, porque se ha demostrado que las grandes empresas españolas son tractoras de pequeñas y medianas empresas, y que si lanzan proyectos que cuenten con ellas, serán capaces de reactivar todo el tejido empresarial.

Para acabar, quiero dejar un mensaje de optimismo en lo que nos espera por delante, que sin duda va a ser duro, y es que tenemos una oportunidad única para fortalecernos. La economía es algo que nos tiene que unir; este es un país especialmente tendente a la desunión, pero en los próximos meses nos jugamos, -como he dicho-, los próximos veinte años. Tenemos todos un objetivo común, que es recuperar la economía. Todos estamos de acuerdo en ello, en mantener los empleos y salir adelante. Y esto nos tiene que unir a todos.

Debemos avanzar en conseguir crear estos proyectos estratégicos, nos tenemos que convertir en gestores de nuestro futuro y, además, me gustaría dejar aquí patente que creo que organizaciones como CEOE deben participar en la creación de estos proyectos. Además, necesitamos la colaboración de todos los partidos políticos para posibilitarlo, y estoy completamente convencido de que saldremos adelante.

Tenemos una oportunidad, porque estos fondos suponen prácticamente unos seis puntos del PIB, por lo que no podemos perderla. Desde PwC y el resto de empresas que estamos aquí, en esta mesa, queremos tomar parte de la reconstrucción del país. Nosotros somos una plataforma para los universitarios, queremos seguir generando empleo y estamos convencidos de que España tiene una oportunidad única y que sabremos aprovecharla. Muchísimas gracias.

6ª JORNADA | 22 JUNIO 2021

Comercio Asesoramiento y estrategia Sanidad

Marc Puig
Presidente Puig
9:00 Comercio
Fuencisla Clemares
Directora Google España
Pedro Campo
Presidente CEC
Aurelio del Pino
Presidente ACES
Alfonso Merry del Val
Presidente ANGED
Antonio Garrigues Walker
Presidente ASEDAS
Domingo Mirón
Presidente Accenture España
10:30 Asesoramiento y Estrategia
Fernando Ruiz
Presidente Deloitte España
Federico Linares
Presidente EY España
Pedro Mateache
Presidente Kearny España
Hilario Albarracín
Presidente KPMG España
Gonzalo Sánchez
Presidente PWC España
11:45 Sanidad
Carlos Rus
Presidente ASPE
Martín Sellés
Presidente FARMAINDUSTRIA
Luis María de Palacio
Presidente FEFE
Eduardo Pastor
Presidente COFARES
María Luz López Carrasco
Presidenta FENIN
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