Inés
Juste

Presidenta Grupo Juste

A corto plazo, importantísimo, como se está haciendo, abordar los problemas de liquidez de las empresas para que éstos no deriven en situaciones de insolvencia, lo que sería muchísimo más grave.

Buenos días a todos. Lo primero, quería agradecer a Antonio Garamendi el haberme invitado a participar en esta Cumbre y también quiero agradecer a todo el equipo directivo y a todas las personas que forman parte de la CEOE por su encomiable y fantástica labor en todo y precisamente en esta Cumbre.

Es un verdadero orgullo para mí formar parte de la ejecutiva de esta casa. Asimismo, gracias, Gerardo Cuerva, por tu presentación, por tu intervención, siempre tan certera, tan concisa y tan honesta. Has hecho reflexiones muy importantes sobre el tamaño de la empresa y muchas otras que yo comparto al 100%. También, antes de empezar con mi intervención, me gustaría dar el pésame por todas aquellas personas que han perdido la vida tras el COVID-19, a sus familias, así como mi profundo agradecimiento a todo el equipo sanitario y a los equipos de todas nuestras empresas que han demostrado, una vez más, el compromiso en el desarrollo de su labor.

Me gustaría comenzar diciendo que las empresas familiares somos actores clave de la economía española, constituimos una parte muy importante del tejido económico español y europeo. Como presidenta de una empresa familiar, el Grupo químico-farmacéutico Juste, con casi 100 años de vida, y como presidenta que fui de la Asociación de la Empresa Familiar de Madrid, ADEFAM, a mí me gustaría incidir en mi presentación, en el papel fundamental que desempeñan las empresas familiares en la generación de riqueza, progreso y bienestar en las sociedades y también en el protagonismo que tendrán, una vez más, para superar la crisis económica y sanitaria en la que nos encontramos.

Las empresas familiares representan, en términos globales, casi el 90% del total del tejido productivo y el 67% del empleo privado. Su fortaleza se plasma en una mayor resiliencia y solidaridad en tiempos de crisis, lo que deriva en un aumento de su longevidad. Sobreviven una media de 33 años, frente a los 12 años de las empresas no familiares. Las empresas familiares siempre han sido un ejemplo de compromiso con aquellos territorios en los que se asientan y con la sociedad en general, quizás porque en su ADN no figura una mirada especulativa, sino los planes a largo plazo, a muy largo plazo.

El objetivo último de cualquier empresa familiar es perdurar y ese legado que se va conservando de generación en generación tiene mucha importancia y solo por esta característica debería valer la pena cuidarlas, porque crean tejido productivo estable y crean empleo.

Las empresas familiares somos luchadoras, no nos resignamos y lo hemos visto cuando a la hora de ofrecer respuestas a la crisis sanitaria han sido las primeras en ponerse al frente de la sociedad proporcionando ayuda de forma altruista. Y también han sido las primeras en dar ejemplo a la hora de enfrentarse a esta situación económica única en la que nos encontramos.

Muchas, con enorme sacrificio, han readaptado en un tiempo inimaginablemente rápido, o están en proceso de hacerlo, sus productos y sus procesos, y para la mayoría, esta crisis ha impulsado su evolución hacia el paradigma digital en las vertientes laboral, comercial, logística o de comunicación.

Me refiero al esfuerzo de comunicación y al aspecto comunicativo, porque hemos tenido que realizar un gran esfuerzo para cuidar, motivar y dar confianza a nuestros empleados. En este contexto de incertidumbre donde las proyecciones cambian cada semana, los planes nos quedan viejos en cuanto los terminamos.  Las empresas familiares han dado ejemplo de resistencia y de esperanza y eso creo que hay que reconocerlo públicamente con independencia de que esta crisis ha tenido un impacto mucho más severo en unos sectores que en otros.

Creo que nuestras autoridades y la sociedad, en general, deben saber que la única manera que tenemos de superar la crisis con el menor impacto social es apoyar, como bien decía Gerardo, al tejido empresarial. Sin la iniciativa privada es imposible que haya crecimiento y sin ella tampoco podríamos recuperar lo antes posible los niveles de empleo que teníamos antes del COVID-19. Por tanto, con el ánimo de aportar ideas que puedan ayudar a nuestros gobernantes, a diseñar políticas que nos ayuden a superar la crisis en la que nos encontramos y poner las bases para un despegue futuro de nuestra competitividad empresarial como país, querría apuntar a algunas consideraciones con la vista puesta en el corto y en el largo plazo.

A corto plazo, importantísimo, como se está haciendo, abordar los problemas de liquidez de las empresas para que estos no deriven en situaciones de insolvencia, lo que sería muchísimo más grave.Para ello, se podría plantear crear un código de buena conducta para el pago rápido de proveedores y Administraciones Públicas, así como ganar aún más en agilidad y en volumen de los créditos que están disponibles con garantía del ICO.

Asimismo, el tejido empresarial necesita una ampliación de las garantías públicas para asegurar las coberturas de las compañías aseguradoras ante el más que probable incremento de los impagos en los próximos meses. Una medida como los ERTE, que se ha mostrado en vía efectiva para amortiguar el impacto de la crisis en las plantillas, debería poder ser ampliada, como piden sectores con una demanda muy cíclica.

La mejora también de la tesorería de las empresas pasa por retrasar el pago de los impuestos y, desde luego, por no plantearse cambios impositivos hasta que la economía haya cogido impulso.

Más bien es el momento de rebajar la presión fiscal, al igual que están haciendo algunos países de nuestro entorno como Portugal, por ejemplo, que no cobrará a sociedades, a empresas, con un 40% menos de venta o como Alemania, que ha reducido el IVA con el fin de adelantar compras futuras y estimular la demanda.

Del mismo modo, no es el momento de plantear ahora una revisión de la reforma laboral por los riesgos que entraña y por la incertidumbre que genera en nuestro sistema productivo. Más bien al contrario, ahora es la oportunidad de ajustar el marco jurídico para crear certidumbre y atraer inversiones. En cuanto a las medidas a largo plazo que necesita España, yo considero que más que reconstruir, lo que hace falta es redefinir cuáles son nuestros problemas estructurales y corregirlos. Si de algo estamos seguros es de que la competitividad de las empresas y de los países en este siglo estarán marcadas por el desafío digital, y ello nos obliga a abordar con mentalidad de consenso, un nuevo modelo educativo que dote a nuestros jóvenes de las competencias y habilidades para el empleo en este nuevo paradigma y que cuente, obviamente, con la colaboración de nosotros, los empresarios.

En este mismo horizonte, marcado por la digitalización, la apuesta por la I+D+i a partir de un mayor esfuerzo inversor de las administraciones públicas en lo que respecta al impulso de la investigación básica, resulta fundamental para no perder la carrera de la competitividad.

Necesitamos ahondar, profundizar en la colaboración público-privada, tan importante, y trabajar en una mayor simplificación de la burocracia, así como en unas administraciones productivas y competitivas para que todos sus servicios y prestaciones sean ágiles y de calidad.

En este contexto, además se debe diseñar un marco equilibrado de acceso a los concursos públicos de tal manera que no se produzcan agravios derivados del favorecimiento a las empresas públicas en detrimento de las compañías privadas.

Por otro lado, en el momento que se están discutiendo importantísimos fondos desde la Unión Europea para favorecer la recuperación económica, es necesario hacer un buen uso de ellos con el fin de mejorar la competitividad de nuestras empresas. En suma, creo que estamos ante el desafío de construir confianza y hacer de la “Marca España”, un distintivo confiable para los inversores.

Poner la vista en el largo plazo y apostar por el desarrollo de los factores en los que se va a jugar la competitividad de las empresas y de los países, no significa en absoluto descuidar los sectores tradicionales como el turismo o la automoción, ni denigrarnos con alusiones poco cuidadosas. Han demostrado una capacidad extraordinaria de transformación y modernización y contribuyen de una forma muy notable a la riqueza y el empleo de España, por algo están considerados una referencia en todo el mundo.

Es muy importante también que, con la contribución de nuestra Administración y por el bien de todos, cambiemos la percepción que tiene la sociedad de la empresa.

Iniciativas como esta Cumbre, que es histórica, caminan en la dirección apropiada. Debemos tener más visibilidad en la sociedad, que los ciudadanos sepan cuál es nuestro papel y conozcan nuestro compromiso con el país.

Seguramente no es un objetivo que vayamos a lograr de la noche a la mañana, pero explicar lo que es la empresa y los valores intrínsecos a ella desde la base de la educación, nos ayudaría mucho a cambiar esa percepción y a multiplicar las vocaciones empresariales de las que España está tan necesitada.

Decía al principio que las empresas, y en particular las empresas familiares, somos la columna vertebral de la economía y de la sociedad civil y que somos absolutamente imprescindibles para la recuperación económica. Pues bien, creo que es el momento de seguir haciendo lo que siempre hemos hecho, trabajar con ilusión y con la mirada puesta en el largo plazo; y creo que también tenemos la necesidad y la oportunidad de intentar conectar emocionalmente con los ciudadanos. Nos sentimos especialmente orgullosos de ser empresarios y poder liderar junto con el Gobierno y los sindicatos esta salida de la crisis.

Tenemos una enorme responsabilidad que hemos de desempeñar con debida diligencia y contribuir de manera decisiva a crear un entorno de diálogo social, honesto y constructivo, por parte de todos. Si nuestras autoridades entienden nuestros valores, si comprenden la necesidad imperiosa de crear un clima favorable para la iniciativa empresarial, creo que la superación de este complicado momento en el que nos encontramos será mucho más fácil para todos. Muchas gracias.

7ª JORNADA | 23 JUNIO 2021

Innovación y digitalización Educación y formación Pymes

Pedro Mier
Presidente AMETIC
9:00 Innovación y Digitalización
José María Álvarez-Pallete
Presidente Telefónica
Fernando Abril-Martorell
Presidente INDRA
Cristina Garmendia
Presidenta Fundación COTEC
Irene Cano
Directora General Facebook
Helena Herrero
Presidenta HP
Eduardo Serra
Presidente Digitales
Antonio Coimbra
Presidente Vodafone
Marta Martínez
Presidenta IBM
José María de la Torre
Presidente HPE
10:30 Innovación y Digitalización
Tobías Martínez
CEO CELLNEX
María Ferreras
Videpresidenta NETFLIX
Andreu Vilamitjana
Presidente CISCO España
Jaime Hortelano
CEOE Grupo CMC
Carina Szpilka
Presidenta ADIGITAL
Antonio Abril
Presidente Confederación de Consejos Sociales de las Universidades Españolas (CCS)
11:45 Educación y Formación
Francisco Belil
Presidente Fundación Princesa de Girona
José Antonio Sarria
Presidente Comisión de Educación y Formación de CEOE
Gerardo Cuerva
Presidente CEPYME
12:30 Pymes
Alfonso Jiménez
Presidente CASCAJARES
Inés Juste
Presidenta Grupo Juste
Rosa Ferrando
Directora Brócoli Services
Verónica Pascual
Presidenta ASTI
Información importante sobre cookies
Este portal web utiliza cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar su visita. Las cookies no se utilizan para recoger información de carácter personal. Usted puede permitir su uso o rechazarlo, también puede cambiar su configuración siempre que lo desee. Dispone de más información en nuestra Política de Cookies.
Estas cookies ayudan a hacer la página web usable activando funciones básicas como la navegación en la página y el acceso a áreas seguras de la página web. La página web no puede funcionar adecuadamente sin estas cookies.
Las cookies estadísticas ayudan a los propietarios de páginas web a comprender cómo interactúan los visitantes con las páginas web reuniendo y proporcionando información de forma anónima.