Javier
Garat
Secretario General de CEPESCA
Hemos demostrado durante esta pandemia que somos un sector esencial y estratégico para la economía de España y para la alimentación y la salud de los españoles.
Querido presidente, Antonio Garamendi, muchísimas gracias por la invitación y enhorabuena por la iniciativa de organizar esta magnífica cumbre empresarial. Ahora más que nunca necesitamos una CEOE fuerte y unida en defensa de los intereses de los empresarios españoles, entre los que se encuentran los empresarios pesqueros. Por eso te damos especialmente las gracias por habernos invitado a participar aquí hoy y necesitamos, además, que la voz de los empresarios se oiga alta y clara.
Nosotros hemos padecido duramente el golpe de la pandemia con el fallecimiento de nuestro presidente, Amador, que ha sido un grandísimo empresario, grandísima persona y muy querida por todos. Mando desde aquí mis muestras de cariño a su familia y a todos los que han sufrido en sus carnes esta pandemia.
Mi primer mensaje importante es que los españoles podemos estar muy orgullosos del sector pesquero español. Hemos demostrado durante esta pandemia que somos un sector esencial y estratégico para la economía de España y para la alimentación y la salud de los españoles. Un sector puntero tecnológicamente y muy internacionalizado. Han sido los otros héroes ocultos, de los que no se ha hablado mucho durante esta pandemia, pero que han seguido trabajando para suministrar los pescados y mariscos a nuestros consumidores.
Porque cuando hablo del sector pesquero, no solo me refiero a los armadores, me refiero a todo el conglomerado de actividades íntimamente relacionadas que abarcan no solo la actividad de los buques, sino toda la cadena que comienza con la construcción de los mismos a través de los astilleros, de su industria auxiliar, las empresas tecnológicas que equipan a los buques, las que se dedican a suministrar víveres y pertrechos, las actividades en los puertos, en las lonjas, las fábricas de hielo, los frigoríficos, las vendedurías, los mayoristas en origen, los procesadores, los conserveros, los transportistas, la gran distribución, los mercas, los detallistas tradicionales. Además de la acuicultura, y todas esas empresas que ofrecen servicios, como los bancos, seguros, consultorías, ingenierías, etcétera, que configuran un conjunto económico y social inseparable.
Dense cuenta, señores, de la verdadera dimensión económica y social de la pesca, que no es solo la actividad del barco, sino todas estas que he mencionado. Gracias a este conglomerado socioeconómico, los consumidores pueden disfrutar de la proteína animal más saludable del mundo y que genera menor huella de impacto de carbono en su producción. Sí, la menor huella de carbono en su producción, que quede claro.
Por lo que se refiere a la flota española, en la actualidad tenemos 8.884 buques, desde que entramos en la entonces Comunidad Económica Europea, que teníamos más de 22.000 barcos, hemos hecho un esfuerzo muy importante para adaptarnos a la política pesquera común de la Unión Europea y a las escasas cuotas de pesca que nos concedieron. A pesar de ello, seguimos siendo líderes en la Unión Europea en cuanto a capturas para el consumo, en cuanto a capacidad y en cuanto al empleo. Capturamos entre 900.000 y un millón de toneladas al año de pescados y mariscos, tanto en las aguas españolas como en las aguas de la Unión Europea, en las aguas de terceros países y en las aguas de altamar.
Con esta producción, -atentos al dato-, damos de comer 10 millones de raciones de pescados y mariscos saludables al día, es decir, más de 3.700 millones de raciones de pescado saludable al año.
Tenemos una flota muy diversa, desde pequeñas embarcaciones que pescan en nuestras costas, propiedad de microempresas, hasta grandes multinacionales que pescan por todo el mundo. Y todas ellas les aseguro que son necesarias para seguir alimentando a una creciente población mundial.
Las empresas españolas han realizado en los últimos 20 años un esfuerzo muy importante para avanzar hacia la sostenibilidad medioambiental, social y económica, contribuyendo, por cierto, de forma importante a los Objetivos de Desarrollo Sostenible que tengo aquí en la solapa. En el Atlántico Nordeste, por ejemplo, la gran mayoría de las poblaciones de peces que capturamos están en rendimiento máximo sostenible. Ese es el objetivo que persigue la Unión Europea con su Política Pesquera Común.
Además, recientemente la FAO ha publicado su informe bianual sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultura, -se conoce como “Sofía 2020”-, dando una gran noticia: que el 78,7% de las capturas desembarcadas provienen de poblaciones de peces que están gestionadas de forma sostenible. Esto, señores, no es fruto de la casualidad; es fruto de muchísimo trabajo entre los empresarios, los científicos, los gobiernos y algunas ONGs que se han ofrecido a ayudar para mejorar la gestión pesquera en el mundo y recuperar los stocks que estuvieran sobreexplotados. La propia FAO decía en ese informe que la mejor manera de lograr la conservación es a través de la gestión pesquera efectiva, no a través de prohibiciones, como algunos pretenden.
A pesar de estos avances, también tenemos una serie de retos que afrontar. Voy a mencionar algunos de ellos, en concreto cinco. Serían muchos más, pero me voy a limitar a cinco. En primer lugar, tenemos que afrontar con decisión y con unidad la hecatombe económica y social que se nos avecina. Para ello necesitamos, por un lado, que el Gobierno aparque la ideología, la improvisación, la propaganda, la preocupación por las críticas, y que actúe con humildad, siguiendo un plan estratégico claro, con un rumbo seguro, y que cuente con las empresas en su diseño y en su aplicación.
En este sentido, necesitamos seguridad jurídica, liquidez, que nos bajen los impuestos, -no que los suban-, que no tumben la reforma laboral, que ha permitido crear millones de puestos de trabajo en España, y que apoyen decididamente a las empresas y a los trabajadores, que son, sin ningún lugar a dudas, los que sacarán a España adelante. Cuantas más empresas caigan, más desempleo habrá y más dura y larga será la recuperación.
En el ámbito puramente pesquero, hemos conseguido que la Unión Europea reaccione rápidamente, y ya tenemos un reglamento que ha modificado el Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca, que concede ciertas ayudas de emergencia a las empresas y a los trabajadores de la pesca y la acuicultura. Ahora lo que necesitamos es que esas medidas se pongan en marcha lo antes posible en España, y estamos trabajando con el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación y con su equipo, la Secretaría General de Pesca, -con la que tengo que decir que tenemos una buena interlocución-, para que sea una realidad lo antes posible.
Por cierto, también tenemos una buena interlocución con el Instituto Social de la Marina, pero no puedo decir lo mismo de los ministerios de Trabajo y de Sanidad. El Ministerio de Trabajo, con el tema de los ERTE, y el de Sanidad, con los test y los EPIs, nos han ignorado por completo durante toda la crisis de la pandemia.
En segundo lugar, tenemos que solucionar un serio problema que tenemos de relevo generacional y escasez de tripulantes. Para ello hemos puesto en marcha desde CEPESCA un plan estratégico del ámbito social. El objetivo prioritario es atraer el talento español, y para ello estamos trabajando con las escuelas náutico-pesqueras, fomentando la formación profesional actual, -que está dando, por cierto, buenos resultados-, trabajando con los sindicatos la negociación de un acuerdo marco de negociación colectiva para la flota de altura y gran altura, y con el Gobierno para la mejora de la legislación con las titulaciones y la formación.
En tercer lugar, tenemos que conseguir que se incremente el consumo de pescados y mariscos en España. En los últimos 12 años, el consumo de pescado se ha reducido en España en más de un 20%, a pesar de que los precios en primera venta están muy bajos. Esto, señores, es muy preocupante, por dos razones principales. En primer lugar, para el propio sector, que se ve afectado en los ingresos, y en segundo lugar, para la salud de los españoles: está demostrado que el consumo de pescados y mariscos ayuda a prevenir múltiples enfermedades, incluidas las relacionadas con el corazón, reduciendo el colesterol o los triglicéridos, las enfermedades degenerativas como la demencia, artritis, diabetes; reduciendo, además, el riesgo de padecer cáncer de mama, próstata, páncreas o colon. Asimismo, -y esto es muy importante-, está demostrado científicamente que la ingesta de pescado durante la gestación incrementa en una media de seis puntos el cociente intelectual de los hijos. Así que, si queremos niños inteligentes, las madres deberían comer mucho más pescado durante la maternidad.
Por ello, proponemos tres medidas: urgentemente, que se reduzca el IVA del 10 al 4%, al igual que ya lo tienen otros alimentos básicos. Hay una lista grande, como está la leche, el pan, los quesos, los huevos, las frutas, las verduras, las hortalizas, las legumbres, tubérculos o cereales. ¿Por qué no está el pescado, siendo un producto, una especie, que recomiendan todas las autoridades sanitarias que se coma tres-cuatro raciones? Asimismo, proponemos que se realicen campañas de promoción potentes. El ministerio ahora está realizando una, pero tenemos que seguir animando al consumo y dar a conocer las propiedades nutricionales.
Y por último, proponemos a la distribución española que apueste y dé prioridad por la compra de pescados y mariscos capturados por las flotas españolas. Nos tenemos que ayudar unos a otros si queremos salir de esta crisis tan gorda. En cuarto lugar, tenemos que convencer a la Comisión Europea y al Ministerio de Transición Ecológica de España de que cambien el rumbo de lo que llamamos “la política verde de escaparate” que quieren poner en marcha. El anuncio de la Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea nos ha provocado pánico en el sector pesquero. Quieren, por un lado, cargarse el arte de arrastre, importantísimo en España, en la Unión Europea y en el mundo, a pesar de que ya está muy bien regulado y que solo realiza su actividad sobre fondos de arena, de fango, de limo, y de que ya tiene prohibida esa actividad en los fondos donde hay ecosistemas marinos vulnerables.
Además, quieren crear áreas marinas protegidas en el 30% de los mares y océanos, incluido un 10% de prohibición para toda la pesca. Esa cifra, sin ningún lugar a duda, es arbitraria, no tiene ninguna base científica y lo único que va a provocar es que se destruyan empresas y empleos, y que acabemos exportando la deuda ambiental de la Unión Europea a terceros países en desarrollo para limpiar las conciencias de unos cuantos y acabar importando productos de determinados países con unos estándares muy inferiores a los nuestros.
Como decía antes, la propia FAO ha publicado que es mejor una buena gestión que la prohibición. En un sector como el nuestro, donde ya tenemos más de mil normas diferentes que cumplir, lo que necesitamos en el futuro son normas que se aprueben con unos objetivos realistas, alcanzables y que se puedan aplicar en la práctica, sin convertir a los pescadores en una especie en peligro de extinción. En el Mediterráneo, por cierto, como se aplique la norma tal y como pretende el Gobierno, se va a producir una considerable destrucción de empresas y de empleo.
Y en quinto y último lugar, y no menos importante, necesitamos que en todo el mundo se respeten las mismas reglas del juego, lo que los anglosajones llaman el “leveled playing field”. Estamos en un mundo globalizado, donde la Unión Europea tiene muchos aranceles, acuerdos de libre comercio con terceros países, y competimos con algunos de ellos, sobre todo los asiáticos, en las mismas aguas y en los mismos mercados, pudiendo exportar sus productos al mercado de la Unión Europea libre de aranceles.
Pero ¿cuál es la diferencia? La diferencia es que los europeos tenemos que cumplir con todas esas mil normas que he mencionado antes, con unos estándares muy altos en todos los ámbitos: social, medioambiental, de seguridad a bordo, sanitario, de inspección, control, etcétera, que suponen unos altísimos costes de explotación. En cambio, los otros, los que hacen lo que les da la gana, sobre todo en el ámbito social y medioambiental, siguen mandando sus productos a la Unión Europea.
Por eso, ¿qué solicitamos a la Unión Europea? Coherencia en sus políticas comercial, social, de cooperación al desarrollo y pesquera, estableciendo normas claras que impidan la entrada de productos del mar que provienen, no solo de la pesca ilegal no declarada y no reglamentada, -que ya existen reglamentos-, sino también de abusos laborales en los buques y en las plantas de procesamiento. En este sentido, estamos pidiendo que todos los países ratifiquen el convenio 188 de la Organización Internacional del Trabajo, que es el que regula las condiciones sociales mínimas a bordo de nuestros buques, y que se revise bien la política de contingentes arancelarios de la Unión Europea para evitar la entrada masiva de determinados productos de estos países incumplidores con las normas más elementales, sobre todo en el caso de los lomos de atún que vienen de China, -y de otros países asiáticos-, que distorsionan completamente el mercado y que están hundiendo los precios en origen.
Y para terminar, presidente, me quería me gustaría hacer un llamamiento a la gran distribución para que dé prioridad a la producción de la Unión Europea y promueva el concepto de soberanía alimentaria, que tal y como dice esa estrategia que se ha comentado en varias ocasiones hoy, de la granja a la mesa o de la granja al tenedor- the farm to fork-, de la Comisión Europea, se trata de tener un sistema alimentario más resistente y sostenible que asegure el suministro y seguridad alimentaria con base en la producción comunitaria, frente a las importaciones masivas de determinados países, -sobre todo los asiáticos-, a los que hay que pedir los mismos estándares aplicados en la producción de la Unión Europea.
Finalizo diciendo que me gustaría, como dice el título de esta cumbre, que las empresas españolas lideremos el futuro. Y yo añado: mirando al mar, recuperando el carácter marinero de España. Y como sanluqueño que soy, presidente, tengo que recomendarles que disfruten comiendo pescados y mariscos, y si es con una copita de manzanilla de Sanlúcar, o con algunos de los vinos del Marco de Jerez, seguro que les sabrá mucho mejor. Permíteme, presidente, -y esta es la última sesión de la mañana-, que acabe mi intervención como me enseñaron en la Armada Española que tenían que finalizar los grandes acontecimientos, como este que lo es, mostrando respeto y lealtad a España y al Rey. Por eso me gustaría que aquellos que nos estén viendo por streaming se sumen a esa muestra de respeto diciendo: “Viva España y viva el Rey”. Gracias.