José
Antonio
Sarria
Presidente Comisión de Educación y Formación de CEOE
La educación y la formación deben considerarse una apuesta estratégica en nuestro país, porque son el mejor medio para lograr más y mejor empleo y un crecimiento económico y cohesión social.
Muchas gracias, Antonio Garamendi. Un placer venir aquí de nuevo a esta casa, la casa de los empresarios. En primer lugar, quiero expresar un cariñoso recuerdo para todas aquellas personas fallecidas por el coronavirus, así como el agradecimiento hacia los sanitarios, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, y las empresas que han ayudado también a mejorar la situación de defensa del coronavirus.
La educación y formación, como ya se ha repetido muchas veces, son elementos que contribuyen de un modo significativo al desarrollo de un país o de una sociedad. Por tanto, la educación y la formación debe considerarse una apuesta estratégica en nuestro país, porque son el mejor medio para lograr más y mejor empleo, crecimiento económico y cohesión social.
España, quiero recordar, presenta tradicionalmente una falta de ajuste entre las ofertas de los jóvenes y las necesidades de las empresas, pero por otra parte también tiene una elevada tasa de fracaso escolar y de abandono temprano.
Por tanto, estos son aspectos que los tenemos que cuidar, que tenemos que cambiar, que tenemos que mejorar. La educación y la formación están llamadas a ser un catalizador crítico en la salida de la crisis, especialmente, y por tanto, tenemos que tomar una serie de acciones de forma urgente en el ámbito educativo.
En estos momentos, los grupos parlamentarios están discutiendo una nueva ley de educación, la LOMLOE; y esta es una oportunidad extraordinaria para alcanzar el consenso necesario de manera que tengamos una ley de educación que dure muchos años y que no esté sometida a los vaivenes políticos.
Por tanto, tenemos que logar con esto que nuestro país mejore su posición en los rankings europeos. Yo voy a hacer algunas sugerencias ahora con respecto al tema de la ley de educación que se está debatiendo ahora en las cortes.
Primero necesitamos un mayor acercamiento entre la educación y el mundo empresarial -esto se ha repetido en otras intervenciones anteriormente- para facilitar el encuentro con los puestos de trabajo.
Otro importante tema es que se tiene que impulsar una colaboración público-privada más efectiva, que asegure una oferta educativa amplia, que garantice la libertad de elección de las familias, muy importante, así como el derecho a la libertad de enseñanza.
Por ello, la enseñanza concertada debe ser complementaria de la pública y debe situarse al mismo nivel, tal como reconoce la legislación tanto española como europea. Es necesario, y esto es importante también, que el nuevo sistema de educación impulse la innovación y las competencias relacionadas con la cultura del esfuerzo y el emprendimiento, adecuándose a las demandas de la era digital, teniendo en cuenta la salida de la pandemia que estamos experimentando.
En el ámbito universitario tiene que profundizarse en la adaptación de las diferentes titulaciones a las demandas que el mundo empresarial y la sociedad en su conjunto, manifiesta. Ninguna fábrica se dedica a producir un bien o un servicio que el mercado no demanda. Las universidades podemos asemejarlas a fábricas, que tienen un producto que es el egresado, que va a un mercado que es la sociedad. No tiene sentido que muchas universidades estén continuamente titulando egresados, es decir productos, que el mercado no atiende y que el mercado coloca en unas posiciones por debajo de lo que están preparados, lo que supone además de un trauma, un coste enorme para la sociedad española.
Se ha hablado mucho de la Universidad anteriormente, yo no voy a decir más con respecto a este tema, pero sí insisto en el necesario ajuste de la oferta y la demanda. Para ello, la Universidad y el mundo empresarial se tienen que acercar. En el ámbito de la formación profesional reglada, hay que decir que en el futuro inmediato que nos aguarda, la mayoría de los puestos de trabajo que se van a ofrecer van a ser puestos de formación profesional.
En este momento tenemos ya más alumnos de formación profesional que de bachillerato, con lo que nos estamos acercando a valores europeos. Pero la formación profesional en España hay que prestigiarla. Este tipo de estudios no es una cuneta, no debe ser considerado como tal donde van los que estudian poco, o los que menos trabajan, etcétera.
La formación profesional es un camino exactamente igual que los otros, que la universidad, y se puede llegar tan lejos como se quiera. De manera que yo recomendaría al Gobierno que hiciera esfuerzos por prestigiar la formación profesional porque eso es lo que estamos necesitando.
Hay que emprender reformas en el sistema nacional de cualificaciones para que los diseños de las diferentes cualificaciones y titulaciones se hagan mucho más rápidamente que ahora, porque ahora tardan más de cinco años y la sociedad necesita formar gente en especialidades nuevas con mucha rapidez.
Por tanto, hay que agilizar ese proceso del sistema nacional de cualificaciones. También hay que dar un mayor protagonismo a las empresas en la confección de los títulos de formación profesional y de los certificados de profesionalidad.
Debe actualizarse la formación permanente del profesorado con el concurso del empresariado, que tiene muchas cosas que aportar. Y, otro tema importante, es que deben potenciarse los procesos de acreditación de competencias adquiridas por la experiencia laboral y vías no formales de formación, tan exiguos actualmente.
Eso ayudará a las empresas, pero, sobre todo, ayudará a muchos trabajadores. En este momento hay más de 11 millones de trabajadores que no tienen acreditada su cualificación y que mejorará de un modo importante su empleabilidad al tener un título que garantice que es, por ejemplo, soldador o ajustador o lo que sea.
Un capítulo muy importante es la Formación Dual. Efectivamente, en torno a un 3% de los alumnos que hacen formación profesional, la hacen en modalidad dual, mientras que en Alemania está en este momento en casi un 55%. Y es fundamental, también se ha dicho, que se regule a nivel estatal una ley de formación profesional dual que sea flexible, pero que establezca o unifique lo que existe actualmente en las 17 comunidades en algunos aspectos, como es el tutor de empresa, como es lo que se le paga y cuánto se les paga a los alumnos que están aprendiendo, como es la relación del centro educativo con el centro empresarial, etcétera.
Y finalmente, en lo que respecta a la formación profesional para el empleo, aquí incluimos dos aspectos de formación profesional: la formación profesional destinada a los parados, es decir, es una formación para adquirir empleo; y la formación profesional destinada a los ocupados para que adquieran competencias en nuevas tecnologías, en nuevos aspectos que se están acelerando con la nueva era digital, y para que, por tanto, no pongamos en peligro trabajos que ya se están realizando.
Para ello, tenemos que modernizar, cambiar nuestro sistema de formación profesional para el empleo. Hay que reformarlo, tiene que mejorar necesariamente. Y esta reforma debe posibilitar un modelo eficaz, moderno, desburocratizado y flexible, basado en la empresa, en que se respete el principio de caja única y el carácter finalista de los fondos procedentes de la cuota que pagan las empresas y los trabajadores.
Además, en este nuevo modelo se debe tener en cuenta la gobernanza de los interlocutores sociales, debiéndose ajustar el actual papel de las administraciones públicas a meras colaboradoras y garantes del cumplimiento de la legalidad establecida.
Otro aspecto significativo, es que debe impulsarse la laboralidad de este sistema, que le es propia, no solo porque lo ha señalado el Tribunal Constitucional muchas veces, sino también porque está ligada a la negociación colectiva y al diálogo social, que es la mejor forma de poder conectar la evolución del sistema con las necesidades del tejido productivo y del mercado de trabajo.
Hay que fortalecer los actuales organismos paritarios sectoriales, hay que modificarlos, hay que darle mucha más importancia, porque son los que van a definir en cada sector, previamente negociado con los agentes sociales, las necesidades de formación de ese sector y van a ayudar a las pequeñas empresas a formarse.
La Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (Fundae) necesita una revisión en cuanto su propia naturaleza jurídica, dependencia orgánica, composición y objetivos, debiendo convertirse en un auténtico órgano experto en formación de ámbito estatal, y lo que es importante, bipartito y paritario.
Se debe también mejorar la calidad y eficacia de la formación para el empleo, por tanto, la oferta formativa debe ser más especializada, más moderna y hay que hacer planes de choque formativos.
Para finalizar, quiero poner de manifiesto que los empresarios somos conscientes de que nos encontramos con una tarea que no es nada fácil, y que no tenemos mucho tiempo para acometerla, porque la velocidad de cambio de la sociedad es un movimiento muy acelerado; y que, para ello, tendremos que hacer grandes esfuerzos de trabajo, generosidad y diálogo, algo a lo que los empresarios siempre están dispuestos.
Por ello ofrecemos nuestra disposición al Gobierno de la nación para colaborar en todas estas reformas, pero sobre todo queremos invitar a la sociedad en su conjunto a sumarse a este esfuerzo colectivo, para dotar a nuestro país de un sistema educativo y de formación que necesita de manera implacable, contribuyendo así a la salida de la crisis. Muchas gracias.