Josep
Piqué

Editor Política Exterior

La globalización sigue, ha venido para quedarse, pero lo que tenemos es un grave problema de gobernanza de la globalización por el repliegue de Estados Unidos y también por el despliegue de China.

Muy buenos días. Muchísimas gracias a CEOE y a su presidente por su amable invitación. Yo quiero felicitar al presidente Garamendi y a CEOE por esta magnífica iniciativa, que estoy seguro de que ya está siendo de enorme utilidad y lo va a seguir siendo, porque aquí se han dicho cosas enormemente importantes. Por lo tanto, enhorabuena por todo lo que estáis haciendo.

Hablar de geopolítica después de Javier Solana puede resultar un tanto pedante por mi parte, pero no renuncio a hacer algunos apuntes al respecto que van muy en la línea de lo que ha dicho él, y después intentaré centrar mi intervención en el papel de las empresas en este nuevo escenario geopolítico que se está dibujando.

Creo que si lo tuviéramos que definir, -Javier Solana lo ha apuntado ya-, estamos ante un escenario geopolítico de carácter bipolar, pero de un carácter bipolar imperfecto. Bipolar como lo fue la segunda mitad del siglo XX, con un mismo protagonista, Estados Unidos, pero con otro protagonista distinto: en la segunda mitad del XX fue la Unión Soviética y ahora es China. Son los dos grandes protagonistas, -por decirlo en términos coloquiales-, de esta película.

Pero es imperfecto también porque además de los dos grandes protagonistas hay actores de reparto muy relevantes, de esos que también merecen Oscars en Hollywood y sin cuyo papel no se entendería la película. Estamos hablando, por supuesto, de Rusia, que es un actor de reparto absolutamente fundamental; estamos hablando de India, de la cual tenemos que hablar cada vez más y tendremos que hablar cada vez más; estamos hablando también del retorno de la historia y de los antiguos imperios y del papel, por ejemplo, que pueda estar jugando Irán o Turquía, -de alguna manera, los persas y los otomanos, por entendernos-.

Y después está la gran incógnita: en esa película ¿qué papel juega el actor Europa? ¿Podemos ser también protagonistas? No parece. ¿Podemos ser un importante actor de reparto? Va a depender de nosotros mismos y de lo que hagamos. Y si no, vamos a ser un actor secundario de esos que, si se elimina la escena de la película, la película se entiende igual. Y por eso Europa está en esa tremenda encrucijada.

Y ahí conviene insistir en que Europa es un proyecto político, no es un proyecto económico, no es una zona de libre comercio ni es una unión aduanera simplemente. Es un proyecto político común y compartido que va profundizando en la integración política de todos sus miembros. Y, por lo tanto, Europa no es solo un lugar para pedir ayuda, para pedir solidaridad o para pedir dinero; todo eso está bien, pero siempre que se haga desde la responsabilidad de saber que se forma parte de un club que tiene sus propias reglas y que, por lo tanto, tenemos que ser copartícipes de ese proyecto.

No hay solidaridad sin asunción de responsabilidad. Un pequeño paréntesis ahí: creo que cabe imaginar en este contexto cuál sería la situación de España si no estuviéramos en la Unión en estos momentos, o no estuviéramos en el euro y, por lo tanto, no pudiéramos recibir la ayuda del Banco Central Europeo, o no pudiéramos acudir a los planes de apoyo implementados por la Comisión Europea.

Creo que no hace falta que insista mucho en la conclusión de ese planteamiento: no podríamos conseguir la financiación necesaria para afrontar la crisis y, por lo tanto, las consecuencias sociales serían gravísimas. El fomento, por lo tanto, del euroescepticismo me parece, como mínimo, un gravísimo error.

Estamos en una situación, efectivamente, dramática, producto de una pandemia. Podríamos hablar mucho tiempo sobre las pandemias y la experiencia histórica, pero hay una cosa que sí que me gustaría resaltar: he escuchado estos días muy a menudo que nada va a ser igual y que el mundo va a ser completamente distinto, que estamos empezando una etapa completamente nueva. Bueno, uno ya con la edad ha escuchado ese tipo de expresiones varias veces en su vida. Evidentemente, va a tener efectos y los está teniendo, pero las grandes macrotendencias siguen estando ahí, y son la globalización y la revolución digital, aunque efectivamente caben matizaciones.

Sobre la primera, la globalización, -lo ha dicho Javier Solana-, creo que vamos a ver una profundización de, -en términos anglosajones- lo que se llama decoupling entre China y Estados Unidos. A diferencia de las relaciones muy escasas entre Estados Unidos y la Unión Soviética en todos los ámbitos, hoy la relación entre China y Estados Unidos es muy estrecha, pero claramente va a haber un desacoplamiento y una especie de compartimentos estancos que van a ir creciendo. Y eso comporta también un déficit de gobernanza global.

La globalización sigue, ha venido para quedarse, pero lo que tenemos es un grave problema de gobernanza de la globalización por el repliegue de Estados Unidos y también por el despliegue de China. ¿Y eso qué significa? Que la provisión ordenada, -si se quiere, entre comillas-, de bienes públicos globales, desde el medio ambiente a la libre circulación en los mares, pasando por el libre comercio o los flujos migratorios, pues efectivamente puede estar en crisis y afrontar graves problemas.

Tenemos una crisis -como se ha dicho- del multilateralismo; una inoperancia, a diferencia de la crisis anterior, de organismos como el G-20 y el G-7, y en general de los organismos surgidos en Bretton Woods. Estamos, por consiguiente, ante un mundo más incierto y más westfaliano, más cercano al que se derivó después de la Paz de Westfalia y de las grandes guerras de religión en Europa. Hay una clarísima pugna por la hegemonía.

A Javier Solana no le gusta nada la expresión, y a mí tampoco, de “guerra fría”, de “nueva guerra fría”, pero es evidente que la pugna es holística, la pugna entre Estados Unidos y China es en el terreno comercial, en el terreno económico, en el terreno estratégico. Va a haber tensiones militares, no va a haber guerra caliente, las vamos a ver en el mar del sur de China. Pero sobre todo la pugna es tecnológica, y eso deriva de la experiencia histórica de China. China ha sido el país más importante del mundo durante muchísimos siglos y solo dejó de serlo a mediados del siglo XIX, en un periodo que los propios chinos llaman “el Siglo de la Humillación” y que dura hasta mitad del siglo XX.

Y entraron en esa decadencia, en ese declive y en esa subordinación a las potencias, -primero europeas, luego también a Estados Unidos y Japón-, por haber perdido la superioridad tecnológica. Y ahora su claro empeño es volver a disponer de la superioridad tecnológica para reconquistar esa hegemonía secular que China ha tenido a lo largo de los tiempos. Esa es la batalla. La batalla es por la inteligencia artificial, por las redes, por el 5G, por el internet de las cosas, por el machine learning, todas esas cosas que conocemos perfectamente y que en estos momentos, -y Javier Solana ha mencionado el grado de salida, los egresos de las universidades chinas-, China está ganando esa batalla y tenemos que ser muy conscientes de eso.

Si vamos, por lo tanto, a la revolución digital y a la digitalización, la pandemia ha supuesto una aceleración de esa tendencia, sin duda, y nos abre un debate también ético sobre las consecuencias de esa revolución digital, sobre la relación entre el poder político y la sociedad y, por lo tanto, con los ciudadanos, con los agentes económicos y en particular con las empresas.

Y ahí el concepto fundamental es la responsabilidad social de las empresas. Estamos hablando de ir más allá de los estrictos intereses de los accionistas, de tener en cuenta valores como la integridad, la diversidad, el compromiso con la sociedad, la defensa del medio ambiente, en definitiva, la relación y la atención de las empresas con lo que los anglosajones llaman los stakeholders, los grupos de interés alrededor de la empresa. Primero, porque es muy importante desde el punto de vista social y político, pero también porque es consecuencia y condición ineludible para la sostenibilidad a medio y a largo plazo, y la rentabilidad de las empresas a medio y largo plazo. Y si no se entiende, vamos a tener problemas.

Hay que asumir, por lo tanto, ese tipo de valores y, en mi opinión, el papel de las empresas -y creo que CEOE lo ha entendido a la perfección-, debe ser proactivo, no meramente pasivo; no quedarse a la espera de lo que diga el poder político, sino ser proactivo en la defensa de esos valores que, en definitiva, son los valores sobre los que se sustentan las democracias liberales, las instituciones democráticas, la economía de mercado y la sociedad abierta. No hay libre empresa sin libertad, y no hay libre empresa sin respeto y apoyo a la iniciativa privada.

Y un último comentario: la colaboración público-privada es más importante que nunca para afrontar esta crisis. Creo que el mundo empresarial así lo entiende, y lo entiende perfectamente. Nos falta que lo asuma de verdad -y no solo a través de las palabras- el poder político, porque es cierto que estamos viendo un papel esencial e insustituible de los Estados y de las instituciones públicas en estos momentos, -eso es verdad-, pero es vital que se sepa que sin las empresas no hay solución. En ello va nuestro bienestar, va al empleo, nuestra capacidad de generar riqueza y, por lo tanto, en ello nos va nuestro futuro. Gracias.

8ª JORNADA | 24 JUNIO 2021

Geopolítica CCAA

Javier Solana
Presidente ESADEgeo
9:00 Geopolítica
Josep Piqué
Editor Política Exterior
Miguel Garrido
Presidente CEIM Madrid
9:45 CCAA
Salvador Navarro
Presidente CEV Comunidad Valenciana
Josep Sánchez Llibre
Presidente Foment del Treball
Santiago Aparicio
Presidente CECALE
Eduardo Zubiaurre
Presidente CONFEBASK
Javier González de Lara
Presidente CEA Andalucía
Ángel Nicolás
Presidente CECAM
Ricardo Mur
Presidente CEOE Aragón
Antonio Fontenla
Portavoz CEG Galicia
Agustín Manrique de Lara
Presidente CCE Las Palmas
Jose Carlos Francisco
Presidente CEOE Tenerife
Pedro Castro
Presidente CREEX Extremadura
Carmen Planas
Presidenta CAEB Baleares
Belarmino Feito
Presidente FADE Asturias
Juan Miguel Sucunza
Presidente CEN Navarra
Enrique Conde
Presidente CEOE-CEPYME Cantabria
Jaime García Calzada
Presidente FER La Rioja
José María Albarracín
Presidente CROEM Murcia
Bhagwan Dhanwani
Presidente CECE Ceuta
Margarita López Armendáriz
Presidenta CEME Melilla
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