María
Helena
Antolín

En primer lugar, quisiera agradecer a Antonio Garamendi, a CEOE, que nos dé la posibilidad de que se oigan las voces de las empresas y de sus sectores, y que podamos aquí compartir con todos ustedes la situación de hoy, que como todos sabemos, es extremadamente compleja.

Nos enfrentamos a una crisis sin precedentes que ha tocado de muy cerca nuestras economías y nuestros hogares también. Esta es la primera reflexión que quería compartir con ustedes. Son tiempos que exigen a todos, -las empresas, los sindicatos, los colaboradores y toda la Administración-, altura de miras y estar unidos buscando el bien común. Es lo más importante que podemos hacer. Así solo podremos realmente superar este inmenso desafío que tenemos ante nosotros. Tenemos que mostrar que somos un país imparable y de imparables.

El pasado lunes, -ya lo han dicho los que han hablado antes que yo-, hemos tenido la oportunidad, todo el sector, de ver, de firmar, la puesta en marcha por parte del Gobierno del primer Plan de Impulso para la industria de la Automoción. Permítanme que les dé cuatro datos de lo que representa el sector de proveedores: 170 países, en los que estamos con más de 1.000 empresas generando empleo, producimos componentes, sistemas, tecnologías para todos los fabricantes del mundo, así como para el mercado de recambios. La industria de proveedores factura 36.000 millones de euros, de lo que se exporta más o menos el 60%. Generamos más de 365.000 empleos directos e indirectos, e invertimos un 4% en I+D+i.

Nos llena de orgullo, la verdad, decir que representamos y que aportamos el 75% del valor añadido del vehículo, y que somos, podemos decirlo así, los embajadores Made in Spain por todo el mundo, puesto que nuestras piezas se encuentran en la mayoría de los modelos que se fabrican por el mundo.

Se ha hablado y se ha escrito mucho sobre el impacto de esta pandemia, y sabemos que hemos sido muy afectados, hemos sufrido realmente desde el inicio, -nuestro sector-, una real hibernación, y han sido meses extremadamente duros.

Nuestros clientes cerraron y pararon totalmente las plantas en España y también en otros países, lo que como sector nos afectó directamente y nos impactó a nivel mundial en todas las fábricas. Durante dos meses nuestra producción se redujo aproximadamente un 85% y lo único que se fabricaba era para algunos territorios como China, que volvía a arrancar.

Desde el primer momento, lo que se ha hecho ha sido actuar de una forma responsable para garantizar, lógicamente, la salud y la seguridad de todos los equipos, que siempre han sido el objetivo prioritario. Un objetivo en el que hoy hemos estado colaborando, y con anterioridad, muy estrechamente con las Administraciones, como con los ministerios de Industria, de Sanidad y de Trabajo.

Asimismo, al mismo tiempo, en un contexto de inactividad total, y con el objetivo también de proteger a nuestros equipos y garantizar la supervivencia de nuestras empresas, nos vimos obligados a solicitar los ERTE como una medida muy eficaz para hacer frente a la crisis, y sobre la que se debe seguir buscando consenso.

En estos momentos tan duros es cuando cada uno saca lo mejor de sí mismo y, a través de múltiples iniciativas, los asociados nos volcamos en la fabricación de material sanitario. Muchos ejemplos hay de empresas que lo han hecho, y vaya desde aquí mi reconocimiento a la solidaridad de todo el sector, de las empresas, de los colaboradores, para dar respuesta realmente a esta urgente necesidad, poniendo así, de cierta manera, nuestro granito de arena en la lucha contra la pandemia.

Una solidaridad que realmente no debe detenerse. Lo aprendido debe ser parte ya de nuestra actividad diaria en esta famosa normalidad acelerada en la que nos hemos instalado. Junto a la seguridad de nuestros equipos y la oleada de solidaridad espontánea, también hubo mucho trabajo durante todos estos meses. No nos hemos quedado parados, al contrario, hemos trabajado intensamente de forma conjunta en un plan de choque que las asociaciones del sector de la automoción presentamos el pasado lunes al Gobierno de España, para aportar ideas, para aportar acciones y un completo plan nacional para minimizar, en la medida de lo posible, el impacto de esta crisis.

El objetivo es que la recuperación de nuestro país sea lo más rápida posible. Siempre es importante, pero ahora más que nunca es necesaria la colaboración público-privada. Una vez se ha podido reiniciar la actividad, podemos decir que el 100% de nuestros proveedores a nivel mundial están activos, aunque claramente a un ritmo menor de lo esperado.

Así, en nuestras estimaciones para 2020 prevemos una fuerte caída de la facturación del sector de proveedores de automoción entre un 20% y un 30%, lo que afectaría al empleo generado. El empleo directo podría caer entre un 6% y un 10%, aunque estamos todavía a tiempo de reducir este impacto, si actuamos ya. Estas cifras demuestran la acuciante necesidad de poner en marcha urgente e inmediatamente el Plan que hemos presentado al presidente del Gobierno, que es el Plan de Impulso a la Cadena de Valor de la Industria de Automoción hacia la Movilidad Sostenible y Conectada. Incluye 20 medidas de tipo económico, fiscal, normativo, logístico, de competitividad, de formación, de cualificación profesional, que dan cobertura a toda la cadena de valor de la industria.

Y quisiera dar mi agradecimiento especialmente al Ministerio de Industria, a la Secretaría de Estado de Energía y a la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno por su compromiso con este Plan. Y también al resto de las asociaciones que han trabajado con nosotros: Anfac, Faconauto, Ganvam, y también a los sindicatos, por el trabajo de unidad y coordinación que hemos realizado juntos.

Creo que podemos sentirnos satisfechos al ser el primer sector en España que cuenta con un plan de choque global para su reconstrucción. El Plan cuenta con un presupuesto de 3.750 millones de euros e incluye medidas de impacto a corto plazo para este año 2020, y medidas estratégicas a medio plazo que se implementarán y ejecutarán a partir del próximo año, y que podrán ser financiadas con el apoyo también de fondos europeos para la recuperación.

Entre las medidas recogidas en el Plan, es especialmente importante la relativa a los incentivos fiscales para la innovación en procesos, una medida que va a ser una palanca muy efectiva para avanzar con pie firme y decidido en la transición tecnológica y ecológica, a través del desarrollo de nuevos procesos. Y además, eso -estamos seguros- permitirá atraer más modelos a España, y a los proveedores, ser más competitivos.

Igualmente importante es el compromiso del Gobierno con las medidas para impulsar la formación profesional. Está claro que sin una educación adaptada a las necesidades de las empresas no vamos a ser capaces, cara a futuro, de afrontar el reto de digitalización, de conectividad, que se nos viene encima. Debemos tener profesionales muy bien preparados.

El Plan destaca también el compromiso mutuo entre el país y las empresas de la automoción para impulsar la competitividad de la industria, lo que permite dar un mensaje muy positivo a los inversores internacionales y seguir atrayendo inversiones, proyectos y adjudicaciones. Tenemos que seguir poniendo en valor a España y su industria de componentes en Europa. El partido no se juega únicamente dentro de nuestras fronteras.

Ahora tenemos que decretar y materializar las acciones cuanto antes. La rapidez es clave para reactivar el mercado, recuperar la producción y reducir todo lo que podamos los impactos de la crisis.

Como decía antes, y es importante, el partido también se juega fuera de nuestras fronteras, y hay que tener en cuenta que estamos rivalizando con otros países para atraer todas estas inversiones. Debemos ser muy rápidos y es fundamental trabajar en la reconstrucción para que España no pierda su sólida posición competitiva en la industria automovilística. Debemos defender la idoneidad de España como país para la producción de vehículos y debemos transmitir seguridad jurídica y regulatoria en el ámbito fiscal y laboral.

El coronavirus ha venido a acentuar esos retos que ya teníamos. Estamos inmersos en una transformación industrial y tecnológica sin precedentes, fruto de la digitalización y el camino hacia la descarbonización que nos ha marcado la Unión Europea. Ante estos retos, debemos aprovechar la reconstrucción para resurgir con unas bases aún más sólidas. Hay que reconstruir mejorando nuestras fortalezas y solucionando nuestras debilidades. De esta forma, la industria española y sus empresas podrán encabezar la transformación que vive el sector en el medio y largo plazo.

Por supuesto, en el corto plazo tenemos que estabilizar la situación y recuperar los niveles de producción, para lo que es vital que las medidas que recoge el Plan presentado el lunes sean capaces de relanzar el mercado. Desde mediados de marzo nos vienen acompañando campañas de comunicación que están poniendo en valor nuestra fuerza como país, porque si algo caracteriza a las empresas españolas es su actitud de coraje y valentía ante los problemas.

Decía al inicio que somos un país de imparables, con empresarios, empresas y una sociedad muy luchadora. De ahí que las empresas españolas y el sector de proveedores hayamos estado buscando, -desde el mismo momento en que tuvimos que parar nuestras operaciones-, soluciones. Como en otras ocasiones nos ha ocurrido, consideramos que las soluciones pasan por un replanteamiento estratégico de todo cuanto somos y hacemos, desde la gestión, el portfolio de clientes, los productos, los procesos. Nada es como antes, pero sí que tenemos algunas soluciones que han venido funcionando hasta ahora. Tampoco hace falta cambiarlo todo.

Y nos debemos hacer las siguientes preguntas: ¿Qué nuevas necesidades tenemos y qué podemos hacer para cubrirlas? ¿Qué oportunidades se atisban en el medio y largo plazo? ¿Podemos aprovechar alguna de ellas? La normalidad acelerada nos obliga a ser disruptivos en las propuestas de soluciones y muy sensatos en su ejecución. ¿En quién nos podemos apoyar para todo ello? El poder de la colaboración es, una vez más, fundamental. Y en un sector tan competitivo como el nuestro, consideramos que las soluciones tienen que pasar por la innovación y la tecnología, por la eficiencia, por la responsabilidad y claramente por el talento.

El sector de automoción ha demostrado su fortaleza ante otras crisis y lo volverá a hacer. Lo que estamos viviendo no es comparable con ningún escenario anterior, y estoy segura de que, con el esfuerzo de todos cuantos formamos este sector, lograremos recuperar los niveles alcanzados.

Hoy más que nunca tenemos que ser creativos y reinventarnos. Contamos con los mejores profesionales para hacerlo y lo vamos a hacer, pero en estos momentos se hace más patente que nunca el necesario apoyo de la Administración Pública, -como he dicho antes-, para generar liquidez en las empresas, darles mayor flexibilidad laboral, apoyar la I+D+i, las inversiones en nuestro país. La colaboración público-privada, ahora y de cara a futuro, es imprescindible. De esta forma, si nos ponemos a trabajar juntos, haremos que nuestra industria siga siendo el motor clave de la economía española, de la generación de riqueza, empleo y crecimiento sostenible para nuestro país. Muchas gracias.