Miguel
Antoñanzas
Presidente Viesgo y del Club Española de la Energía
El reto que tenemos es cumplir nuestro propósito: energía para el mundo que queremos.
Muy buenos días, muchas gracias. Es un placer estar hoy en la casa de las empresas. Y quiero empezar con un sentido recuerdo y decidido apoyo a las víctimas de esta pandemia, y a sus familias y a sus seres queridos.
Desde Viesgo tenemos una propuesta muy sencilla, una petición y un compromiso. El compromiso es duplicar nuestras inversiones en redes de electricidad durante los próximos 10 años en torno a tres ejes: la transición energética, la resiliencia frente al cambio climático y el reto demográfico.
La principal barrera que encontramos, y que creemos necesario flexibilizar, es el límite actual a la inversión fijado por el Gobierno en el 0,13% del PIB.
Pedimos que este límite sea eliminado o bien ajustado y combinado con la aprobación de planes de inversión específicos acordados con las Comunidades Autónomas. La transición energética va a necesitar inversiones en redes muy potentes e innovadoras.
En Viesgo siempre hemos apostado por la innovación, como hicimos con el contador electrónico, que introdujimos con tres años de anticipación al resto de los competidores. Ahora podemos alcanzar una inversión superior a los 1.000 millones de euros en este periodo. Será, sin duda, la inversión industrial más importante en la región noroccidental de nuestro país.
En Viesgo creemos que un plan intensivo de inversión en redes es una herramienta óptima para conseguir el objetivo por el que hoy nos convoca CEOE.
Aportará beneficios derivados de la atracción de capital en el corto plazo, creación de empleo en las zonas más amenazadas por la despoblación. Porque algo no siempre bien evaluado es que los sistemas en red, como el eléctrico, son los únicos que llegan al conjunto de la población y, de hecho, derivan en mayor inversión específica en las zonas rurales dispersas, frente a otras alternativas de inversión industrial, también muy necesarias, pero que tienden a estar concentradas.
También quería agradecer al presidente de CEOE dos cosas: la primera, de parte de Viesgo. En esta sala nos hemos reunido muchas veces en el plan de formación de directivos de Viesgo y nos habéis ayudado a formarnos como personas para ejercer mejor nuestra labor de liderazgo.
Y en Viesgo, el reto que tenemos es cumplir nuestro propósito: energía para el mundo que queremos. Que lo podemos resumir en poner siempre a la sostenibilidad y a las personas en el centro de todo lo que hacemos.
Pero también me pedía el presidente de CEOE que hablara desde el punto de vista del Club Español de la Energía, y ahí también queremos agradecerte tu apoyo constante.
La última vez, en la entrega de los másteres a los alumnos que completaban el último ciclo, se los estabas dando a los jóvenes que están llamados a liderar el sector energético español en los próximos años. Muchas gracias. ¡Qué importante la formación!
Nuestro país ha estado volcado, desde hace meses, en hacer frente a la pandemia, y la labor de los profesionales de la sanidad ha sido titánica, pero no menos destacable ha sido el comportamiento ejemplar de la ciudadanía y de todos los sectores y empresas que proporcionan servicios esenciales, entre ellas las empresas energéticas. Gracias al trabajo de nuestras empresas y al compromiso de las personas que las integran, la energía ha llegado a todos con normalidad.
Ahora es el momento de mirar hacia adelante, de pensar y organizar la recuperación. Una recuperación que, desde el sector energético, pensamos que debe estructurarse con una visión de largo plazo, para ganar la otra gran batalla global, que tampoco entiende de fronteras: la lucha contra el cambio climático.
Pensamos que se debe hacer en torno a cinco aspectos: el papel de Europa, el potencial tractor del sector energético, los aspectos regulatorios y la financiación, la digitalización y el papel del cliente. La Unión Europea ha tomado medidas económicas en un plazo récord. Nuevos instrumentos como el “Next Generation”, el “European Green Deal”, el “Pacto Verde Europeo”, que se presentó en los primeros días de la nueva Comisión, ahora se ha visto reforzado y constituye la nueva estrategia de recuperación de Europa.
Una estrategia que promueve una masiva rehabilitación de edificios, economía circular, energías renovables, nuevas energías sostenibles como el hidrógeno, el transporte sostenible en nuestras ciudades y nuestras regiones, y todo sin perder de vista una transición justa.
España quiere y debe ser un actor principal en el proceso. El paquete español de energía y clima es una pieza clave que ha sido muy aplaudida en Europa, pero ahora toca llevarla a cabo.
Para cumplir esos objetivos del PNIEC, del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, hay que realizar inversiones de más de 240.000 millones de euros, y el propio Plan indica que el 80% deberá ser realizado por el sector privado, es decir, por nosotros, por las empresas. Y hay muchas incertidumbres, pero España cuenta con la estructura empresarial sólida y muy capacitada para cumplir estos objetivos.
Sin embargo, debemos tener un plan o estrategia industrial para España que esté alineado con el europeo, acorde con esa transición energética y que, al mismo tiempo, sea motor de la competitividad y de la recuperación.
Si hablamos de competitividad, no podemos dejar de pensar en la I+D+i, siempre tan olvidada en los momentos de crisis, cuando es, en realidad, la piedra angular de la futura prosperidad económica. Ahí hacemos el llamamiento a la colaboración pública y privada.
Así que tenemos todas las señales adecuadas, las líneas maestras de actuación, -eso ya es una buena noticia-, pero nada se puede hacer si no tenemos el tercer elemento del que hablaba al principio: la regulación.
Una regulación transparente, justa y estable atrae inversiones. Lo contrario, desafortunadamente, también se cumple. No es fácil que sea así. Tenemos por delante un importante reto de gestión y de coordinación entre las instituciones, los reguladores y las Administraciones que están vinculadas con la economía y las finanzas de la energía.
Un cuarto elemento: la transformación digital. Ahí, durante los últimos meses, el sector energético ha destacado por tener una gran preparación para hacer frente al desafío del confinamiento. Pero no podemos quedarnos ahí: tenemos que explotar todo su potencial para acelerar esa transición energética y cumplir los objetivos de una plena descarbonización en el año 2050.
La digitalización tiene una gran virtud, como en otros sectores, en el ámbito de la capacidad de gestión, en este caso de la energía. Y es en este quinto y último punto donde tenemos que destacar el papel de los clientes.
La evolución de la pandemia ha puesto de manifiesto que las acciones individuales y locales pueden tener grandes efectos beneficiosos en la gestión de problemas globales, y sabemos que las instituciones, los reguladores y los gobiernos, por sí solos, aunque sean fundamentales, no van a poder conseguir el cambio del modelo energético.
De hecho, la tecnología, puesta a disposición por nuestras empresas, ya permite a cada ciudadano tomar decisiones de inversión y uso de la energía de forma sostenible, y sin embargo no lo hacemos.
Cada uno de nosotros debemos darnos cuenta de que, con nuestras decisiones individuales de inversión o de gasto, aceleraremos o retrasaremos el avance en la lucha contra el cambio climático.
Desde el Club Español de la Energía queremos ayudar al desarrollo de la sociedad, y por eso me gustaría ofrecer la completa disposición de las compañías energéticas a unir fuerzas y a disponer los recursos humanos, tecnológicos y económicos de nuestras empresas para liderar la transición energética. Esta será nuestra mejor forma de contribuir a una recuperación económica de nuestro país, que debe ser rápida y sostenible. Muchas gracias.

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