Pilar
González
de
Frutos

Presidente UNESPA

Como inversores institucionales que somos, podemos contribuir claramente a la transformación y a la modernización de nuestra economía con inversiones en proyectos verdes, en digitalización, en educación, etc.

Muy buenos días a todos. Lo primero, mi adhesión a las palabras de solidaridad que expresaron mis compañeros de mesa al inicio de sus intervenciones con todas aquellas personas que han sufrido directamente el latigazo de esta crisis. Y, antes de nada, muchísimas gracias a CEOE. Gracias, Antonio Garamendi, presidente, por darme esta oportunidad de intervenir en esta inédita jornada que, de verdad, creo que es de extrema importancia para el empresariado español. Pero considero que para quien es de extremada importancia es para la sociedad española, para el futuro de la sociedad que será el futuro de todos nosotros.

Lo habéis dicho en un par de ocasiones ya, tanto tú mismo como los que me han precedido en el uso de la palabra. El sector asegurador representa algo más del 5% del Producto Interior Bruto español, pero yo creo que su trascendencia supera con creces esa aportación. La actividad aseguradora se encuentra en la base de cualquier emprendimiento, no habría ningún progreso social si no existiera esa protección aseguradora que permite arriesgar. Por eso, el sector asegurador ha de estar presente en la recuperación de la economía, una recuperación que debería ser sostenible y duradera. Yo creo que esto saldrá bien si podemos reunirnos dentro de cinco o diez años y reconocernos entre todos que algo cambió, que antes de la primavera de 2020 hacíamos las cosas de una manera y después de otra mucho mejor y más eficiente, que aprendimos a hablar y a coordinarnos. En el ámbito del seguro, creo que una de las principales enseñanzas que vamos a sacar de esta crisis es que las economías y las sociedades más seguras son aquellas que están también más aseguradas.

En el marco de un hecho como la pandemia que, en alguno de sus matices, tiene un difícil aseguramiento por ser un riesgo sistémico, la resiliencia de personas físicas jurídicas ha sido muy superior allí donde contaban con garantías de seguro, porque el seguro esencialmente no es sino la garantía de la conservación del patrimonio ya acumulado y, por tanto, estar asegurado supone que el embate recibido tenga siempre un impacto parcial.

Los individuos, las familias, los autónomos y las empresas en general nos estamos enfrentando a un suceso susceptible de quebrar por completo nuestra trayectoria. Un sólido sector asegurador garantiza la mitigación de ese impacto y, por definición, coloca a la economía en mejor situación a la hora de responder a los retos. Adicionalmente, como inversores institucionales que somos, podemos contribuir claramente a la transformación y a la modernización de nuestra economía con inversiones en proyectos verdes, en digitalización, en educación, etc.

Esta crisis nos ha pillado con un sector asegurador sólido y eficiente, pero menos implantado de lo que acostumbramos a ver en las economías más importantes de nuestro entorno. Y esto, es especialmente predicable del ahorro, de la práctica de racionalización vital de las rentas recibidas, guardando parte de estas rentas para los años en que las podamos disfrutar en nuestra situación de pasivos. Es un ámbito al que Antonio Huertas le ha dedicado especial atención, pero aquí me gustaría dejar el concepto estratégico de que haríamos bien en aprender de esta crisis el simple principio de que ahorramos poco, y que seamos capaces de comprender las virtudes que se derivan de ahorrar más.

El ahorro es el ejercicio físico de las economías, igual que hacer ejercicio mejora el tono general de la persona e incrementa la resistencia a dolencias y, en general, aporta calidad de vida, el ahorro es la manera de que una economía no sea débil frente a las agresiones que sufre y multiplique los resultados de sus aciertos.

Creo, sinceramente, que la actividad del seguro debe fomentarse mediante un diálogo leal con los poderes públicos. Los poderes públicos son susceptibles de aportar en dicho diálogo la comprensión de los beneficios generalizados que una extensión del aseguramiento genera en una sociedad y el sector privado puede, y debe, aportar su conocimiento técnico capaz de medir con precisión riesgos y costes para buscar el punto óptimo de protección.

Y aquí no estoy hablando de ninguna revolución, no pretendo darle la vuelta a nada, es más, cuando pienso en la necesidad y en las ventajas de la intensificación del diálogo entre el sector público y el privado, no hago otra cosa que recordar hitos en los cuales eso mismo fue lo que conseguimos entre todos. Se ha hablado durante algunas semanas de los Pactos de la Moncloa, ese fue un ejemplo del que se derivaron también consecuencias directas para el seguro, como fue el establecimiento de un seguro agrario en nuestro país, que hoy es envidiado por la mayor parte de los países de nuestro entorno.

Creo que en este contexto resulta básico entender que: no hay dos economías, la pública y la privada; no hay dos colectivos laborales, los funcionarios y los trabajadores y autónomos; no hay dos sistemas de pensiones, el de reparto y el de capitalización; no hay dos estructuras de salud, no, no hay dos de nada. Yo creo que somos uno solo y para salir disparados de la situación en la que estamos necesitamos de la potencia de todos nuestros motores.

Durante esta crisis, como ya ocurrió en ocasiones anteriores, el seguro ha mostrado una sólida actuación que, desde luego, le avala como palanca para la recuperación empresarial. Un buen ejemplo es el seguro de crédito comercial, que es un instrumento esencial para recuperar la confianza en las transacciones entre empresas. Este carácter esencial es el que ha hecho que todos los países de nuestro entorno europeo hayan apoyado públicamente a este seguro, algo que aquí, lamentablemente, no ha pasado de un mero amago por parte del poder público y que, por tanto, la reacción de los aseguradores ha tenido que ser la de replegarse y no poder seguir avanzando en otorgar coberturas de este crédito para las empresas. Algo que es esencial para recuperar la actividad crediticia en transacciones entre las mismas.

Otro concepto que se ha usado, y con razón, durante las jornadas de esta crisis, ha sido el concepto de “no dejar a nadie atrás”. Yo estoy en plena sintonía con ello, de hecho, creo que esta va a ser la principal vara por la que se va a medir nuestra habilidad de hacer bien las cosas en el momento de la reconstrucción. La reconstrucción mal hecha será aquella que les sirva a unos pocos. La reconstrucción competitiva será la que nos abarque con universalidad.

Precisamente, por eso, si los niveles de protección que tengamos dentro de algún tiempo en esta economía y esta sociedad son los mismos que hoy, porque desde luego en absoluto me quiero plantear el que pudieran llegar a ser menores, si las personas siguen entonces inermes ante los problemas económicos inesperados por falta de márgenes de protección creados por el ahorro; si las empresas siguen sólo parcialmente protegidas de los riesgos distintos del puro emprendimiento; si seguimos empeñados en enfrentar los retos de salud sólo con una parte de los recursos de los que disponemos; si nos acostumbramos a la idea de que la pyme o la microempresa no tengan las protecciones que tienen las grandes… Si aceptamos esa realidad, entonces no habremos aprendido gran cosa de lo vivido y la siguiente crisis que nos aceche nos encontrará más o menos en la misma situación que nos ha encontrado esta.

Yo creo que conseguir que no sea así es algo que se alcanza universalizando las protecciones, extendiéndolas hacía quienes hoy no las adquieren, ayudándoles a protegerse y eso requiere seguridad jurídica, permanencia en los estímulos al ahorro, una mejor coordinación entre las pensiones, entre el Servicio de Salud y la atención a la dependencia, elementos, todos ellos, donde la presión en las cuentas públicas derivadas de esta situación y del propio envejecimiento poblacional va a requerir una coalición de fuerzas con el sector asegurador.

Nosotros, desde luego, estaremos en la reconstrucción, no lo duden. Nuestro papel es básicamente el mismo que hemos tenido y, desde luego, estaremos siempre intentando aprovechar todas las oportunidades. Creo todos queremos que en una nueva ocasión las cosas nos cojan algo mejor preparados y, por eso, quiero pensar que todos trabajaremos para cambiarlo. Para ello, estas jornadas, van a contribuir decididamente y confío en que efectivamente la sociedad española se haga eco de ellas. Un millón de gracias por esta oportunidad.

2ª JORNADA | 16 DE JUNIO 2021

Seguros Turismo Transporte

Antonio Huertas
Presidente MAPFRE
9:00 Seguros
Ignacio Garralda
Presidente Mutua Madrileña
Joan Castells
Presidente FIATC
Pilar González de Frutos
Presidente UNESPA
Jorge Marichal
Presidente CEHAT
10:00 Turismo
José Luis Yzuel
Presidente Hostelería de España
Simón Pedro Barceló
Presidente Grupo Barceló
Juan José Hidalgo
Presidente Globalia
Antonio Catalán
Presidente AC Hoteles Marriot
Francisco López Sánchez
Consejero Delegado LOPESAN
Luis Gallego
Presidente IBERIA
11:30 Transporte
Andrés Arizkorreta
Presidente CAF
Jorge Cosmen
Presidente ALSA
Alejandro Aznar
Presidente ANAVE
Juan Pablo Lázaro
Presidente Sending Transporte
Marcos Basante
Presidente ASTIC
Carmelo González
Presidente CONETRANS-CETM
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