Tomás
Pascual

Presidente Calidad Pascual

Hay que reivindicar ese papel de la empresa como motor de crecimiento, como motor de creación de valor, de desarrollo a la economía, pero sobre todo de creación de empleo.

Buenos días a todos y muchas gracias, presidente, por invitarnos, a mí, a la empresa que represento, pero también a la industria de alimentación y bebidas, a poner voz en esta mesa, que va a ser muy interesante porque compartimos voz con otros empresarios de este sector, pero también con quienes nos alimentan a nosotros, con los que producen los alimentos que luego nosotros tratamos, procesamos y hacemos llegar a los consumidores.

Y te lo agradezco porque se ha repetido, a lo largo de estos días muchas veces, pero es necesario: yo creo que, en las circunstancias actuales, hay que reivindicar ese papel de la empresa como motor de crecimiento, como motor de creación de valor, de desarrollo a la economía, pero sobre todo de creación de empleo, que al final es lo que nos preocupa a todos en este momento. Es necesario, -y se ha repetido aquí-, crear un clima empresarial favorable para poder trabajar, para poder hacer nuestro trabajo de la mejor forma, y es necesario también que se tomen medidas para que aumente la competitividad de nuestras empresas para hacernos más fuertes si cabe.

Se ha comentado la palabra “resiliente”, sí, para poder resistir mejor ante las circunstancias y de una forma optimista y positivista y, a la larga, para ser unas empresas sostenibles para poder afrontar esta crisis, pero también para poder liderar en el futuro -y en un futuro no muy cercano- la economía y el crecimiento de la economía.

Primero, quiero reivindicar el papel de la industria de alimentación y bebidas. Es la primera industria de este país, produce más de 120.000 millones de euros, con un valor añadido importante, más de 26.000 millones de euros, y produce para vender, tanto en el hogar como fuera del hogar.

Hay que decir, -porque luego incidiré en el impacto que ha tenido la situación actual en la industria de alimentación y bebidas-, que el consumo fuera del hogar, la hostelería, supone casi el 30% de la producción de nuestros productos, igual que somos una industria que contribuye muy positivamente a la exportación en este país.

De esos 120.000, 33.000 millones de euros se venden fuera de España y, además, con una ventaja, un superávit comercial de casi 10.000 millones de euros, un superávit comercial positivo. Y otra cosa, que creo que es la más importante: somos 31.000 empresas y damos empleo a casi medio millón de personas. Y, sobre todo, trabajamos muy directamente con el sector primario, con el sector productor, procesamos una parte muy importante, -como he dicho antes-, de lo que ellos producen.

Y en ese sentido, sobre todo en la primera etapa del confinamiento, la industria de alimentación y bebidas ha dado la cara junto con toda la cadena alimentaria, desde los productores hasta la distribución, abasteciendo en momentos de gran tensión por la situación que vivíamos en las empresas, -o que vivía la gente-, de inseguridad por la situación de salud, pero también, -sobre todo los primeros momentos-, por una necesidad desmedida de abastecerse que luego se ha ido regularizando.

Y eso lo hemos hecho toda la cadena de valor alimentaria de una forma eficiente y eficaz, lo hemos hecho bastante bien. De hecho, somos junto con Canadá los países que menos porcentaje de rotura de stock hemos tenido en los lineales en momentos como este. Y creemos que es muy importante lo que hemos hecho, porque ayudamos a generar confianza y creemos que la confianza es esencial en estos momentos.

De hecho, en una summit que hicimos hace poco tiempo, hablamos de que la confianza es la moneda de cambio, la moneda de la nueva economía. Lo que tenemos que hacer todos en estos momentos especialmente es generar confianza.

Como he dicho, la industria se ha visto afectada de forma desigual. Es verdad que ha habido empresas y sectores que se han visto muy favorecidos por las formas de consumir que hemos tenido, pero también ha habido otros sectores muy afectados por la parada de la actividad de la hostelería, que como he dicho, representa el 30%, -en algunas empresas pueden suponer hasta el 80%-, de su actividad. En ese sentido, hemos sufrido, y todo lo que estamos pidiendo y todo lo que se ha hecho nos ha ayudado bastante.

Se ha hecho un estudio de cómo puede afectar la situación a la industria alimentaria, y podría tener un impacto en caída de actividad de un 8%, casi 10.000 millones de euros en las exportaciones, por la situación de movimiento de mercancías, pero también por la propia situación de los países a los que exportamos, -puede tener una caída entre un 6% y un 11%-. Pero el impacto mayor es que puede haber una caída de alrededor de 10.000 empleos y, sobre todo, que puede haber 800 empresas que pueden desaparecer como consecuencia de esta situación.

Por eso, a la hora de reivindicar nuestra actividad, nos sumamos a las medidas que ha pedido CEOE y añadimos alguna nueva, para que se nos ayude a reactivar, a volver a la normalidad. Y no digo a una “nueva normalidad”: a la normalidad, a lo que veníamos haciendo antes, pues lo hacíamos con una vocación de liderazgo, de crecimiento y de adaptarse a los nuevos mercados y a los nuevos consumidores forma muy activa.

Obviamente con responsabilidad, porque tenemos que evitar que esto vuelva para atrás. Hay que evitar que caigamos otra vez en la primera fase, la de la crisis sanitaria, pero activamente para que esta situación económica vuelva a su normalidad, que vuelva a haber actividad y vuelva a crearse empleo.

Para nosotros lo importante es que esa actividad al final genere empleo, porque el empleo es el que genera consumo y el consumo es el que nos hace a nosotros, como industria alimentaria, sobrevivir y vivir bien.

Como medidas, se ha hablado de muchas de ellas. Primero, generar confianza, hablaba antes de que es la moneda de cambio. Hay que hacer las cosas bien y hay que hacer cosas buenas, las dos cosas. Creo que la industria en general lo estamos haciendo bien y, si nos dejaran, lo haríamos mucho mejor.

Segundo, la necesidad de que haya una colaboración público-privada, es decir, hacer las cosas sin escuchar al que conoce y al que le impactan directamente en la situación en la que estamos viviendo hace que no podamos trabajar de una forma adecuada. Reclamamos lo mismo que reclaman otros.

Seguridad, claridad y agilidad. Que las cosas se sepan, que se hagan bien y se hagan rápidamente. Y otra cosa que pedimos es que las cosas ocurran a nivel también institucional y social, es decir, que ese diálogo social y ese diálogo institucional que parece que está roto vuelva a una normalidad que nos permita las empresas, trabajar tranquilamente y poder dedicarnos a lo que sabemos hacer, que es crear riqueza, bienestar y empleo (como decía Juan Roig el otro día).

Se ha hablado de las medidas económicas y fiscales. Nos sumamos a ellas, desde luego. La parada de actividad produjo una falta de liquidez en las empresas que se ha corregido inicialmente con las líneas ICO, pero nos preocupa que esa falta de liquidez se convierta en falta de solvencia, es decir, que al final todos los préstamos que se han dedicado a dar a las empresas se usen para salvaguardar la cuenta de explotación, pero que cuando quieran reabrir e iniciar la actividad económica, no tengan dinero para la actividad. Luego habría que tener no solo líneas para la liquidez, sino también para el reinicio de la actividad económica, para que puedan hacerlo con garantía.

También disminuir los riesgos a través de las coberturas de seguros para, esas “pérdidas” que se puedan tener, que puedan ser compensadas inicialmente. Lo que pedimos también es, -creo que se ha repetido muchas veces-, que los plazos de las medidas se acompasen a la duración de la inactividad y de la situación. Poner medidas que están funcionando -algunas de ellas- y cortarlas justo cuando las cosas empiezan a funcionar puede causar más daño que bien.

Los aplazamientos de todos los temas tributarios, declaraciones, autoliquidaciones, o de los temas de la Seguridad Social para todas esas pequeñas y medianas empresas, y – ¡cuidado! -, y las grandes que lo están pasando mal, que puedan asumir esta situación de una forma más o menos razonable para poder llegar al momento en que su actividad vuelva. Y todo lo que sea la moratoria de pagos, de hipotecas, de arrendamientos y de financiaciones a corto plazo, son cosas que hemos pedido.

Quiero recordar que el 85% de la actividad de la industria de alimentación y bebidas lo hacen pequeñas y medianas empresas. Al final, -y como hemos dicho antes-, algunas lo están pasando bastante mal. Y, obviamente, medidas fiscales. Se ha dicho y yo lo vuelvo a reiterar: cuidado con los incrementos de impuestos, porque eso impacta muy directamente en la disponibilidad de la renta de los ciudadanos y, por tanto, en la propensión al consumo, la recuperación económica y la creación de empleo.

En temas de empleo, nos sumamos a lo que se ha dicho, la flexibilidad laboral. Los ERTE han tenido su efecto, pero tienen que durar lo que dure la inactividad y, además, tienen que ganar en flexibilidad para poder gestionar mejor la entrada o salida, en función de la situación de actividad, de personas en el ERTE.

Y otra cosa que ahora mismo se está gestionando más o menos, pero en caso de que vuelva a ocurrir alguna otra situación desagradable en términos de salud que haya medidas de aseguramiento de la salud de los trabajadores con los sistemas de seguridad personal, -los EPIs-, o la posibilidad de disponer de test para que las empresas podamos gestionar cómo movemos a los trabajadores dentro del entorno del trabajo, que es importante.

Medidas de competitividad: para nosotros es muy importante, y en estos momentos si acaso más, promover la unidad de mercado, es decir, que la legislación y la regulación sea única en España y se acompase con la Unión Europea. Que no nos encontremos con que, aprovechando estas circunstancias, -y ahora que se vuelve a ceder cierto control de la deslocalización a las Comunidades Autónomas-, empiece a regularse cada uno de forma individual y nos metan a nosotros, -las empresas-, en berenjenales de tener que adaptarnos cada uno a una legislación. Y hablo en términos de regulación, pero también en términos fiscales.

Obviamente, pedimos evitar la sobrerregulación que estamos teniendo, que sea clara, que confíen más en nosotros. Nosotros hemos regulado y nos hemos autorregulado, y hemos hecho planes y propuestas para mejorar la situación. Tenemos que tener objetivos comunes, ambiciosos, pero que luego nos dejen a nosotros trabajar, que creemos que podemos aportar bastante a esta situación.

Y en ese sentido, la unidad de mercado: evitar también desventajas competitivas con otros países de la Unión Europea o de fuera de la Unión Europea. Que no estemos en situación de desventaja respecto a otros sectores (el turismo nos afecta indirectamente a través de la hostelería), pero también con países terceros, que se apliquen las mismas regulaciones o las mismas exigencias a las industrias que producen fuera que las que nos exigen a nosotros por estar en este país.

El apoyo a la I+D+i o la digitalización y, sobre todo, -y lo he dejado para el final-, medidas de apoyo a la demanda. Necesitamos que la actividad se recupere y lo haga rápidamente; medidas de fomento del consumo nacional, pero también de apoyo a la exportación. Hemos dicho que hay que generar confianza, que la fiscalidad debe estar acompasada a la situación: poner impuestos al consumo, -da lo mismo que sea IVA, o medioambientales u otros-, en momentos en los que necesitamos que la gente se anime a consumir, en los que la industria garantiza que la situación actual es de las mejores, tanto en temas de seguridad, en temas de calidad y en temas de disponibilidad, es retrasar esta recuperación.

Promover o poner en marcha campañas de fomento del consumo, y fomentando el triángulo de la alimentación, la industria agroalimentaria, de la gastronomía y del turismo, porque al final es un triángulo que nos beneficia a muchos de los que hemos estado muy afectados por esta situación.

Y en apoyo a la exportación, promoción de productos nacionales, una buena gestión de los acuerdos de comercio, y, sobre todo, nos preocupan dos situaciones que estamos viviendo: el Brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea y cómo va a impactar muy severamente a la industria de alimentos y bebidas (es el segundo mercado más importante que tenemos); y la relación con Estados Unidos y cómo puede impactar en las tarifas y en las tasas agroalimentarias (nos puede llegar indirectamente por algunas cesiones o concesiones en algún otro sector, que nos perjudiquen, como ya ha ocurrido en estos meses a nuestra industria).

Y por rematar y ya cerrar, el gran tema que hemos tenido sobre todo las empresas es un tema de gestión de personas, ha sido quizás la mayor lección que hemos aprendido. Hemos tenido que gestionar miedos, al principio por los temas de seguridad; inquietudes ahora mismo por su situación personal y económica, el hecho de que no sepan qué va a pasar con sus empresas o con sus empleos hace que haya una inquietud importante que tenemos que gestionar.

Y luego lidiar con la gestión del corto, cómo superamos la falta de liquidez por la caída de la actividad, cómo desescalamos y recuperamos rápidamente esa actividad y aprovechamos las oportunidades que estas circunstancias nos presentan. Y el largo, porque tenemos que seguir transformando la empresa, tenemos que seguir trabajando muy directamente con nuestros grupos de interés y tenemos que analizar muy bien esas tendencias con las que ya estamos trabajando, analizar cuáles permanecen, cuáles se han acelerado, -muchas se han acelerado-, cuáles se han disminuido o han cambiado y cuáles son nuevas.

En ese sentido, la organización del trabajo, el liderazgo como algo esencial en la dirección de empresas, la digitalización o la industria 4.0; la necesidad de reingeniería de las cadenas de valor, en nuestro caso, de la cadena alimentaria, mucho más ágil, mucho más integrada y mucho más flexible, para dar respuestas a las situaciones.

Los cambios en los patrones de compra y de consumo, el impacto de la salud, la unicalidad (ha aumentado mucho el delivery y ha aumentado mucho el e-commerce, y se ha mezclado mucho con el consumo en hogar, fuera del hogar y el on the go) o el cocinar en casa.

La vuelta al propósito y a los valores de las empresas y de las marcas; la sostenibilidad que afecta de varias formas, es decir, por una parte, se ha acentuado ese sentido de la naturaleza, la cercanía y de lo sostenible en el caso de los envases; pero, por otra parte, la seguridad alimentaria ha tomado fuerza: todo lo que tiene que ver también con la generación de confianza en términos de calidad y seguridad alimentaria es lo que hacemos bien. Y en nuestro caso, además, teniendo tantas pequeñas y medianas empresas, cómo trabajamos la dimensión de la empresa española para que sea competitiva dentro y fuera.

Agradecer al presidente, perdonad por la extensión (son muchas cosas las que queremos la industria de alimentación y bebidas, compartimos con la industria en general y con todos los empresarios de este país). Y me sumo a esta reivindicación de la empresa como motor de crecimiento, de bienestar y de creación de empleo, importante y necesaria en estos momentos.

3ª JORNADA | 17 JUNIO 2021

Industria Automóvil Agroalimentaria

Francisco Martínez Cosentino
Presidente Consentino
09:00 Industria
Carles Navarro
Presidente FEIQUE
Clemente González Soler
Presidente Grupo Alibérico
Ignacio de Colmenares
Presidente ENCE
José Miguel Guerrero
Presidente CONFEMETAL
Javier Ormazabal
Presidente VELATIA
Alberto Gutiérrez
Presidente Airbus
José Vicente de los Mozos
Presidente Renault y ANFAC
10:30 Automóvil
Francisco José Riberas
Presidente GESTAMP
María Helena Antolín
Presidenta SERNAUTO
Raúl Palacios
Presidente GANVAM
Gerardo Pérez Jiménez
Presidente FACONAUTO
Tomás Pascual
Presidente Calidad Pascual
12:00 Agroalimentario
Tomás Fuertes
Presidente Grupo Fuertes
Antonio Hernández Callejas
Presidente Grupo Ebro Foods
Carlos Moro
Presidente Matarromera
Paulo Soares
CEO Campofrío
Ignacio Osborne
Presidente Osborne
José Domingo de Ampuero
Presidente Viscofan
Pedro Barato
Presidente ASAJA
Javier Garat
Secretario General de CEPESCA
Información importante sobre cookies
Este portal web utiliza cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar su visita. Las cookies no se utilizan para recoger información de carácter personal. Usted puede permitir su uso o rechazarlo, también puede cambiar su configuración siempre que lo desee. Dispone de más información en nuestra Política de Cookies.
Estas cookies ayudan a hacer la página web usable activando funciones básicas como la navegación en la página y el acceso a áreas seguras de la página web. La página web no puede funcionar adecuadamente sin estas cookies.
Las cookies estadísticas ayudan a los propietarios de páginas web a comprender cómo interactúan los visitantes con las páginas web reuniendo y proporcionando información de forma anónima.