Francisco
López
Sánchez

Muchas gracias, Antonio Garamendi, por la presentación. Buenos días a todos. En primer lugar, me gustaría dar mi más sentido pésame y mis condolencias a todos aquellos que han sufrido la pérdida de algún familiar durante estos trágicos días que, desgraciadamente, nos ha tocado vivir. Además, no quiero perder la oportunidad de agradecer a la directiva de CEOE y a todos los empresarios que hagamos uso de este foro para unir nuestras fuerzas y hacer un frente común a la situación dramática que está afectando al país y que, entre todos, podamos aportar soluciones efectivas.

La economía española está a la cabeza del desplome económico mundial. Según las previsiones de la OCDE, junto con Italia y Francia, experimentaremos caídas entorno al 14% del PIB en 2020, y ello fundamentalmente por la participación en la producción nacional de los sectores más vinculados al turismo. En el caso concreto de Canarias, la realidad es aún más grave. Según un reciente estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el turismo representa aproximadamente un 70% de la economía del archipiélago, ya sea de forma directa o indirecta.

Esta recesión económica en la que nos adentramos, provocada por una crisis sanitaria sin precedentes, ha impactado drásticamente sobre la demanda mundial, trayendo consigo el hundimiento del consumo a todos los niveles y en todos los sectores. No se han hecho esperar los efectos sobre la oferta y la producción, destruyendo empleos y generando unos niveles de dependencia social dramáticos.

Las previsiones de la OCDE no son nada alentadoras. Prevén que la recuperación tardará y será gradual y desigual. Por este motivo, considero que no es momento de sustituir, sino más bien de complementar y trabajar de forma colaborativa, aprovechando que vivimos en un territorio como España en el que su cultura, su naturaleza, su gastronomía, su patrimonio histórico y sus costas representan una ventaja competitiva única e insustituible.

El turismo no es por definición una actividad de bajo valor añadido, ni para el que lo ofrece, ni para el que lo demanda. El turismo es cultura, es conocimiento, es economía, es un sin fin de apelativos y ninguno de ellos es síntoma de la expresión precaria. Por ello, nuestro primer impulso va dirigido a darle el tratamiento que se merece a la industria turística de este país. Que se acabe de una vez por todas con la incipiente “turismofobia” que se intenta instalar desde algunas instituciones.

Por ello, el Gobierno, organismos públicos y privados y todos tenemos la obligación, por el bien de nuestro país y de su economía, de dar un mensaje claro sobre lo que aporta el turismo a la economía y a la sociedad.

Debemos hacerlo urgentemente con un plan de comunicación que esté a la altura de la potencia turística que representa España en el mundo. El paro estructural que persiste en nuestro país no debe ser la excusa para justificar un cambio radical del modelo productivo, migrando del turismo a otros modelos más industrializados. Se debe crear tejido complementario en otros sectores para amortiguar ese desempleo estructural, pero en ningún caso para sustituir nuestro exitoso modelo turístico. Eso sería un error.

La dimensión económica y social que ha alcanzado el turismo en nuestro país requiere de forma urgente e inmediata de una serie de acciones que permitan reactivar la industria, recuperar el empleo y la demanda nacional e internacional. Por ello, a nuestros dirigentes públicos pedimos:

• Claridad en los mensajes, tanto a nivel nacional como autonómico. Es nuestra principal demanda. Las iniciativas que deben surgir desde nuestras instituciones públicas tienen que ser claras y deben implementarse con agilidad. Esta carencia es, a día de hoy, el peor obstáculo con el que está contando el sector turístico español para enfrentarse a una crisis de esta magnitud. La falta de claridad socaba la confianza de los operadores turísticos y de los clientes finales, y la falta de agilidad impide implementar las medidas con planificación y eficacia. Hay una sensación de improvisación constante. Ahora es cuando se necesita tomar medidas, porque dentro de unos meses tal vez el problema no tenga solución.
• Apoyo para recuperar los niveles de empleo. Para ello, es indispensable contar con mecanismos de flexibilización laboral. Nos vamos a enfrentar a periodos verdaderamente inciertos. Mientras no contemos con una solución definitiva a la enfermedad, las empresas tendrán que asumir gran parte de esa incertidumbre. Pero contar con mecanismos flexibles de incorporación laboral permitirá mantener el empleo y evitar la destrucción de puestos de trabajo. Lo contrario supondría una sucesión de procesos concursales y, en definitiva, el crecimiento desmedido del desempleo en nuestro país.
• El Estado no puede ni debe, en materia laboral, distinguir entre empresas de menos o más de 50 trabajadores. Nuestro sector, afortunadamente, es intensivo en recursos humanos y la gran mayoría de establecimientos cuenta con plantillas superiores a 50 trabajadores. ¿Por qué penalizar a la gran parte de la industria afrontando hasta ahora el 25% de las cuotas sociales? La fuerza mayor debe considerar la excepcionalidad de la situación y esta se encuentra lejos de desaparecer. Quedan meses para comenzar a ver ligeros crecimientos, cualquier carga social que grave a una entidad estando en situación de inactividad impide y ahorca a las empresas en estos momentos donde la liquidez no es abundante. Por ello, no cabe la citada diferenciación y debe cerrarse definitivamente y con la agilidad que requiere la situación la permanencia de los ERTE hasta el 31 de diciembre.
• Incentivar temporalmente a las compañías aéreas, orientadas a favorecer la conectividad aérea. El modelo inicial analizado y estudiado por las principales aerolíneas chárter que conectan España con distintos puntos europeos supone un coste asumible por pasajero, si tenemos en cuenta la necesidad imperiosa de reactivar los canales de distribución y recuperar la demanda a corto plazo.
• Rebaja de los impuestos indirectos. Esto nos permitirá mejorar la competitividad frente a otros destinos que, igualmente, estarán en el proceso de reapertura y que intentarán utilizar mecanismos de precios para fijar elementos diferenciadores con nuestras ofertas.
• Aplicar y comunicar protocolos sanitarios claros y simples, de rango nacional y que tengan carácter preventivo.
• Establecer nuevas líneas de colaboración entre las instituciones públicas y el sector privado para estar listos y poder resolver posibles nuevos casos de emergencia.
• Reforzar nuestro presupuesto de comunicación en marca país para dar un empuje claro a los primeros compases del negocio tras la pandemia.
• Por último, alentar el turismo interior europeo con incentivos fiscales.
• Profundizando en aspectos de carácter más estructural, veo la necesidad y la oportunidad de crear un nuevo pacto jurídico y laboral; que sea claro, simple y, sobre todo, estable. Lejos de penalizar hay que incentivar las políticas de las compañías que buscan soluciones de robotización, automatización y aplicación de estrategia de transformación tecnológica y digital. Esta es la manera en la que un sector tan intensivo en capital humano puede ir cualificando su estructura laboral.
• Favorecer la transformación de la planta hotelera con incentivos directos y exenciones de impuestos para renovación y autorización. Nuestra responsabilidad en este foro está claramente orientada a enfocar nuestra energía y recomendaciones hacia las medidas coyunturales que tengan impacto inmediato en el negocio y flexibilicen la estructura de costes. La vulnerabilidad de nuestro sector es evidente en estos momentos. Su intensidad en capital humano y la total dependencia de la movilidad internacional nos ponen en el punto más relevante de los principales efectos de la pandemia. Las propuestas que se han mencionado anteriormente tienen la ventaja de que ya se han explicado o se están implementando en otros países de nuestro entorno, por lo que la decisión está al alcance de nuestros dirigentes políticos.
• Respecto a los procesos de movilidad, el transporte nacional y el internacional, creo que en este terreno también tenemos que transmitir confianza y claridad en las medidas e incentivos que con urgencia necesita el maltrecho sector aéreo, del cual dependemos todos. Entendemos que cuestiones como la sostenibilidad, la transformación digital o el cambio del modelo productivo con el objeto de mejorar nuestra propia competitividad son importantes y deben tenerse en cuenta en foros permanentes con amplia colaboración público-privada. Desde aquí, el apoyo del Grupo Lopesan a iniciativas de este tipo. Sin embargo, queremos insistir en que la inmediatez y la necesidad de trabajar en un plan de medidas urgentes para paliar esta situación de manera inmediata es la prioridad, o no habrá sector que mejorar. La profundidad de esta crisis amenaza al sector en su conjunto.

Estamos en el momento de la verdad y reiteramos que entendemos la complejidad de tomar decisiones en un contexto tan incierto como el actual. No obstante, lo que solicitamos con total determinación es claridad, agilidad y comunicación, elementos que no son propiedad de ninguna ideología y que tienen que ver con las cualidades de gestión que este gran país se merece y necesita. Muchas gracias por su atención.